La Guardia Civil impuso el año pasado 261 denuncias por vuelos irregulares de drones, la mayoría sobre zonas turísticas de Barcelona. Entre los casos más graves, destaca el de un dron que sobrevolaba a 500 metros de altura el aeropuerto de El Prat, una maniobra que suponía un riesgo para la seguridad aérea.
Dispositivo de la Guardia Civil en el Eixample / CRÓNICA GLOBAL
Según ha informado la Guardia Civil en un comunicado, la mayoría de las denuncias se debieron a la falta de registro del operador del vuelo o a la ausencia de coordinación con ENAIRE, el ente encargado de la gestión de la navegación aérea en España. En otros casos, los vuelos no habían sido comunicados al Ministerio del Interior.
El equipo Pegaso, en primera línea de control
Las inspecciones del uso del espacio aéreo están a cargo del equipo Pegaso de la Guardia Civil, integrado en la comandancia de Barcelona.
Este grupo cuenta con avanzados sistemas de detección de aeronaves, capaces de localizar y seguir drones en tiempo real.
Entre sus funciones se incluye la inspección de aeródromos y campos de aeromodelismo, así como la seguridad contra intrusiones de drones en el espacio aéreo del aeropuerto de Barcelona.
Un agente de la Guardia Civil, de espaldas, de pie junto a un vehículo oficial.
Su labor es esencial para prevenir incidentes en zonas de alto tráfico aéreo.
Tecnología para neutralizar amenazas
La unidad también ha sido desplegada en eventos destacados, como el Gran Premio de Motociclismo en Montmeló o la Copa del América de Vela, donde la presencia de drones no autorizados puede poner en riesgo la seguridad de los asistentes y de las infraestructuras.
Para ello, el equipo Pegaso dispone de medios técnicos de neutralización e inhibición, diseñados para interceptar y desactivar drones que representen una amenaza inminente.
Con estas herramientas, la Guardia Civil busca garantizar un uso seguro y regulado de estas aeronaves en el espacio aéreo catalán.
