El Archivo Histórico del Hospital de Sant Pau de Barcelona guarda documentos de la historia de la salud de muchos barceloneses desde el siglo XV y, otras 'joyas', como los pergaminos de los privilegios concedidos a favor del centro por los reyes Martí l'Humà y Felipe II en los años 1401 y 1587.



La riqueza documental y artística de este archivo es tal que conserva, incluso, un pergamino del 1219 del papa Honorio III, protector de los bienes del canónigo Joan Colom, entre los cuales estaba el Hospital de la Santa Creu. Este hospital era uno de los seis existentes en la ciudad de Barcelona en el Medievo y que fueron agrupados para dar lugar al de la Santa Creu y Sant Pau en el año 1401.



La archivera en jefe del Hospital de Sant Pau, Pilar Salmerón, que actualmente gestiona el archivo histórico junto con el experto documentalista Miquel Terreu, ha explicado que los documentos y pergaminos se guardan en un espacio adaptado para la conservación y la seguridad de los mismos situado en la sala hipóstila del centro.



Este espacio se creó expresamente tras la restauración de las antiguas dependencias del recinto modernista del antiguo Hospital de Sant Pau y su traslado a los nuevos edificios situados en la calle Sant Quintí, en 2008.



Salmerón ha comentado que el Archivo guarda también todo el proyecto arquitectónico original del recinto modernista de Sant Pau, escrito y dibujado a mano por su arquitecto, el barcelonés Lluís Domènech i Montaner, incluso con la caja de madera original que alberga siete libros con detalles de los planos, descripciones, contratistas y recibos, entre otros datos.

DOCUMENTOS DE VALOR HISTÓRICO Y ARTÍSTICO 

Pero no sólo se conserva todo el proyecto arquitectónico presentado al ayuntamiento de Barcelona a principios del siglo XX por Domènech i Montaner sino también grandes dibujos detallados del espacio modernista, como la denominada 'volta Cambó' (arcos o cúpulas) del pabellón de la Administración del antiguo hospital.



Dos de estos arcos emulan el estilo mudéjar, con lacería geométrica de ladrillo y casetones de múltiples formas adornados con baldosas de cerámica, para cuya construcción Domènech se inspiró directamente en la cúpula de la capilla de San Jerónimo del Convento de las Concepcionistas de Toledo.



La parte más sensible del Archivo son los pequeños objetos identificativos, como collares, pulseritas e incluso notas manuscritas, que llevaban los niños acogidos por la institución del antiguo hospital de la Santa Creu cuando eran abandonados o 'gitats' en la puerta del centro, un servicio que funcionó hasta el siglo XIX.



La institución acogía a estos niños y les asignaba una nodriza si eran bebés, para que les alimentara, y posteriormente, si sobrevivían, les colocaba como aprendices de un oficio o criados, e incluso, podía restituirlos a los padres, si éstos les reclamaban.



Pilar Salmerón cita los casos de la pequeña Johanneta, abandonada con dos años en 1435, que sólo llevaba una rebeca, sin ningún pergamino que diera información sobre la familia y que no sobrevivió; el de Nicolau, que se dio a una nodriza para que lo alimentaria por seis libras; y el de Angelina, que portaba una pequeña pulserita de cuentas de cerámica que aún se encuentra perfectamente conservada en el Archivo.

FUENTES DE FINANCIACIÓN DIVERSAS

También hay registros de entradas de heridos en el hospital, como las de combatientes de la Guerra Civil, que han permitido a varios ex soldados demostrar su participación en la contienda para así poder recibir la pensión correspondiente, aunque no se conservan historias médicas.



La financiación del hospital de Sant Pau a lo largo de los siglos ha tenido diversas fuentes, como limosnas, donaciones y herencias legadas por particulares, a lo que se han de añadir privilegios concedidos por reyes y papas, como el que tenía desde 1418 de heredar los bienes de las personas que morían sin hacer testamento y sin hijos legítimos, documentos que también están en el Archivo.



Otra fórmula para conseguir recursos la facilitó en 1587 el rey Felipe II, que concedió al hospital el derecho exclusivo de las representaciones teatrales de Barcelona, uno de los pergaminos más antiguos que se preservan, y otra forma peculiar de obtener fondos fue la producción de postales de vistas del centro, y que se conservan en el Archivo, en concreto las colecciones de 1923 y de 1929.