Salir de tapas siempre es un buen plan. Pedirse unas bravas, unos chocos, una ración de pescaito frito y por qué no, un plato de morro frito acompañados de un buen vermut, una caña o una copa de vino. Lo que a muchos no les gusta tanto es ver como un local de toda la vida se convierta en el nuevo atractivo turístico de la ciudad. Parece imposible hoy en día, sobre todo en época estival, pero todavía quedan joyas del tapeo por la ciudad. Por eso, nos hemos salido del circuito habitual para encontrar esos bares de tapas donde poder disfrutar de ellas sin (casi) guiris a nuestro lado.
- La Bodegueta de Gràcia. Este pequeño pero acogedor local situado en la calle San Lluis 103 se muestra auténtico y de barrio, ofreciendo una estética tradicional de una bodega con barricas de vino en uno de sus laterales. Su punto fuerte, la ración de morro frito irresistible para cualquier paladar. Con un trato cercano y unos precios asequibles, en esta bodega también se puede disfrutar de una ración de costillas o de croquetas de bolets. Y por supuesto, ofrecen vino, cerveza y vermut para acompañar las tapas.
Dirección: Sant Lluís, 103
- Bar Bagoa. Este bar se puede encontrar en la plaza Doctor Letamendi, cerca de la arteria comercial de Barcelona, Passeig de Gràcia, pero alejado del objetivo turístico. Su plato estrella es sin duda la ración de jamón canario. No hay mesa que se resista. Pero su variedad gastronómica también incluye bravas o tortilla de patatas. Cuenta con terraza exterior, ideal para las noches de verano.
Dirección: Plaça del Dr. Letamendi, 24
- Morryssom. Seguimos en el centro de Barcelona para dirigirnos hacia calle Girona con Roselló. Su carta, 100% cocina de mercado, incluye desde ensaladilla rusa (una porción considerable) hasta las deliciosas y consistentes croquetas caseras dignas de mención a parte. La carta también ofrece chipirones, chocos, pulpo a la feira o piminetos del padrón, entre otros.
Dirección: Girona, 162
- Bodega Pàdua. “Un lugar como los de antes” y “un sitio libre de guiris (de momento)”. Así es como definen algunos clientes este bar-restaurante. Su decoración inspirada en Gaudí y en curiosidades del siglo XIX atrapa a los comensales que pueden disfrutar de un buen vermut acompañado de anchoas, aceitunas y patatas. También ofrece menús basados en la cocina mediterránea. Y lo más importante, sin turistas haciendo cola.
Dirección: Pàdua, 92
- Bar Versión Original. Butifarra negra, escalivada, empanadas argentinas, ibérico… Este bar cuenta con un surtido de tapas del que se puede disfrutar en un ambiente tranquilo e íntimo. “Bar ‘manolo’ reconvertido en local de tapas selectas y con una buena selección de vinos”, es uno de los comentarios que se han publicado sobre este bar cerca de los multicines Balmes. ¡Ah! Y no hay que olvidarse de pedir su tapa estrella: croquetas caseras.
Dirección: Balmes, 410
- O’Carballo: Este gallego situado en el centro de la capital catalana ofrece croquetas, empanadas… ¡y un pulpo excelente! Un local auténtico en el centro de Barcelona que muchos vecinos saben aprovechar evitando el tumulto del turismo.
Dirección: Balmes 383.
- Jai-ca. Nos vamos hasta una de las zonas turísticas por excelencia de Barcelona donde todavía (tocamos madera) uno se puede zafar del efecto turismo para saborear buenas tapas. Un bar típico donde los haya (data de 1955) que ofrece desde chipirones hasta bravas, croquetas, bombas o pescaito frito en un ambiente singular y cerca de la playa. Todo acompañado de una caña o un vermut, por ejemplo.
Dirección: Ginebra, 13
- La Bodegueta. Hay que bajar un par de escaleras para entrar en este pequeño local situado en la Rambla de Catalunya. Si bien su terraza puede estar conquistada por los turistas, lo cierto es que en su interior la cosa cambia ya que los clientes suelen ser personas que trabajan por la zona o vecinos que quieren deleitarse con unas croquetas y una caña. Tan estrecho como acogedor, uno se puede quedar sin mesa fácilmente debido a su éxito y a su reducido espacio. Como detalle, esta bodega también ha decorado uno de sus laterales con barricas. En su segundo local, situado en Provença, los turistas no suelen tocar tierra y siempre es una buena opción.
Direccion: Rambla de Catalunya, 100 y Provença, 233
- Casa Castro. Si queremos disfrutar de marisco de calidad en un local que no haya sido invadido por los turistas, hay que ir a Casa Castro. Gambas a la plancha, rodaballo o percebes para deleite de quien pida una mesa. Situado en la calle Isard 5, había que incluirlo en esta ruta de tapas por la ciudad catalana. Merece la pena pagar por la calidad de su marisco y su pescado.
Dirección: Isard, 5
- Quimet d’Horta. Un bar de barrio que ha conseguido hacerse popular en toda la ciudad gracias a sus bocadillos en pan de xapata, especialmente el de tortilla. Fundado en 1927, ofrece un ambiente tan familiar como peculiar gracias a la colección de más de 3.000 botellitas expuestas en la pared. Sin duda, un lugar recomendado para los amantes del buen comer y de lo auténtico.
Dirección: Plaça d'Eivissa, 10