La Barceloneta fue el barrio predilecto de Pepe Rubianes. Comulgaba con su estilo de vida, cuentan sus 'viudas'. Por eso, los más cercanos al humorista se muestran satisfechos con que la calle del Amirall Cervera pase a bautizarse con su nombre. Después de desestimar la idea inicial de dedicarle una plaza en el Paral·lel, los amigos del cómico galaico-catalán consideran "más digna" la opción de la ponencia del nomenclátor del Ayuntamiento que apuesta por la calle donde el cómico vivió. Y ya de paso, la propuesta sirve para que los vecinos puedan borrar de su vía a este soldado de la Guerra de Cuba al que nunca profesaron un gran cariño.
La decisión pone fin a las reivindicaciones de los amigos de Rubianes que llevan ocho años pidiendo un espacio que honre su memoria. En 2009, cuando el actor falleció a causa de un cáncer de pulmón, su amigo y representante Toni Coll reiteró que esta "irrepetible" figura es y será "patrimonio de todos".
Sin embargo, pese a que la decisión de homenajear al cómico se tomó justo después de su muerte, con Jordi Hereu en el consistorio, la normativa indica que para bautizar un espacio con el nombre de un personaje deben haber transcurrido, como mínimo, cinco años desde su muerte. Ahora el Ayuntamiento tiene por delante la tarea de cambiar las direcciones de los vecinos que habitan la calle.