Denis Suárez y Paulinho, dos actores secundarios de Valverde, firmaron la victoria más sufrida del Barça en la Liga. El día que Messi se apagó y Piqué palideció en defensa, apareció el equipo B para transformar una derrota dolorosa en Getafe en un triunfo (1-2) revitalizante. A falta de fútbol, el líder tiró de orgullo y compromiso. Por un día, decidieron los suplentes. Cuatro partidos, cuatro victorias. Once goles a favor y uno en contra.
A Valverde nadie puede discutirle que conoce perfectamente la idiosincrasia del Barça. El técnico extremeño apuesta por un fútbol más pausado y compacto que Luis Enrique. Quiere que su equipo junte las líneas y nunca negocia la presión alta cuando sus jugadores pierden el balón. Todos atacan y defienden en espacios cortos para optimizar los esfuerzos. Otra diferencia respecto a su antecesor es que nunca ha sido partidario de grandes cambios. Para él, las rotaciones no son la mejor solución para gestionar una plantilla amplia. En Bilbao todo el mundo conocía sus prioridades y le criticaban que moviera poco sus piezas.
En Getafe, muchos esparaban cuatro o cinco cambios en el equipo. Valverde, sin embargo, sólo prescindió de Semedo para dar entrada a Sergi Roberto. Los papeles, en este inicio de temporada, están perfectamente definidos para desesperación de Mascherano, André Gomes, Paulinho y compañía. Por definición, juegan los mejores.
LA LESIÓN DE DEMBÉLÉ
En el Coliseum, el Barça encalló porque le costó horrores adaptarse a un terreno de juego impracticable, indigno de una Liga que aspira a ser la mejor del mundo. El balón no corría y el Getafe salió con una velocidad más. Sin tensión, el grupo azulgrana fue otra vez demasiado vulnerable y un zapatazo de Shibasaki adelantó a los azulones en el marcador. Otra mala noticia fue la lesión muscular de Dembélé, sustituido por Deulofeu.
En el segundo acto, el Barça puso una velocidad más a su fútbol y se benefició de la clarividencia de Denis Suárez, sustituto de Iniesta. El centrocampista gallego aportó clase y descaro. Nunca se escondió en un partido tosco y se armó de paciencia y precisión para marcar el gol del empate cuando más perseveraba el grupo azulgrana, sobre todo por la banda derecha. Su mejor aliado fue Deulofeu, poco afortunado pero muy incisivo.
El Getafe no se descompuso al primer contratiempo. Ordenado e intenso, el equipo de Bordalás resistía sin grandes agobios por la desconexión de Messi y la torpeza de Luis Suárez, poco atinado y lejos de su mejor forma física. Sin el brillo de sus estrellas, acudió Paulinho al rescate del Barça con un gol milagroso que mantiene al equipo en lo más alto de la clasificación. Y este domingo, el Madrid tendrá otra cita de alto riesgo en Anoeta.