¡Franco ha muerto! Pronunciaba un ARIAS NAVARRO alicaído, el jueves 20 de noviembre de 1975. Pero no era verdad. El caudillo es una especie de copia barata y esperpéntica del famoso gato de Schrödinger. Si abres la caja, verás que está muerto. Si la cierras, te darás cuenta de que sigue muy presente. Y Barcelona lo sabe muy bien. 

En BMAGAZINE hemos recopilado 4 lugares de BARCELONA para visitar los restos del franquismo. 40 años resumidos en 4 espacios. Niños asesinados, presidentes ejecutados, bombas, túneles y soldados. ¿Te parece suficiente?

 

Plaza de Sant Felip Neri

A 5 minutos de PLAZA CATALUÑA, en el corazón del barrio gótico se encuentra una plaza con alma propia. Sus paredes dicen más que cualquier palabra y es que son el ejemplo perfecto de hasta donde llegó la barbarie del franquismo. Si pisas este lugar, sentirás la tristeza del recuerdo y la belleza del ahora. En sus paredes hundidas por culpa de las bombas de la aviación franquista, queda el recuerdo de las 42 personas - casi todas ellas niños - que murieron por culpa de un bombardeo. Un lugar mágico.

 

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Refugio 307

Barcelona es una ciudad apasionante por mar y por montaña, por arriba y por abajo. Es en este último donde se hace más visible la huella franquista. A parte del metro, la ciudad se asienta sobre cientos de pasadizos subterráneos. Entre ellos, está el refugio 307 en Poble Sec, que servía para mantener a salvo a más de 2.000 personas aproximadamente. En la actualidad se puede visitar con cita previa.



Palau de les Heures

Érase una vez un palacio rosa en medio de la naturaleza… No, por ahora BARCELONA no es el escenario de un cuento DISNEY. La casa GALLART o como es más conocido, el Palau de les Heures se sitúa en el barrio de Montbau, dentro del campus Mundet. ¿Y qué tiene que ver esto con el franquismo? Todo se remonta a finales del siglo XIX, cuando el negrero GALLART I FORGAS mandó construir está casa señorial que disfrutaría más bien poco. Al cabo de unos años, murió y el palacio fue incautado por la Genreralitat. Por entonces pasó a ser la residencia oficial del presidente Lluís Companys. Tras el asedio franquista, ordenó construir un refugio antiaéreo. Finalmente, no fue bombardeado y gracias a eso, hoy por hoy podemos disfrutarlo libremente.

 

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