Si algo no le falta a Javi Jareño es determinación. El músico tocó fondo, pero volvió a alzar el vuelo más vivo que nunca. Lo recibimos en el espacio musical de Metrópoli Abierta donde conversamos sobre su pasado y su nuevo disco, toda una declaración de intenciones que se llama así: Abrazar la vida.
“Abrazar la vida es mi mantra. Hace muchos años que intento ir por ese camino”, empieza sonriente. Jareño atravesó una etapa dura, una fuerte depresión que marcó un antes y un después en su vida. “Hay algo más duro que morirse, que es querer morirse. A veces el sufrimiento es grande y no lo soportas más, pero cuando sales de eso, amas aún más la vida”, confiesa.
Cuando se recuperó supo que tenía que reivindicar y ayudar a personas con enfermedades mentales, por eso se involucró con la asociación ActivaMent. “Les doy fuerza a los jóvenes que ven que yo también he pasado por lo mismo que ellos”, explica. En este sentido, cree que “no se puede hablar solo de los triunfos, hay que hablar de cuando se toca fondo”. Y así nace este álbum. “La música me ha salvado. Una de las pocas cosas que podía hacer sin sufrir era tocar la guitarra”, explica sobre su etapa de depresión.
VIVIR DE LA MÚSICA ES DE VALIENTES
Hablamos sobre los oficios. “En general es difícil vivir de cualquier cosa, pero en el mundo del arte aún más. Yo decidí vivir de otra cosa para no estropear lo que más amo, la música”, cuenta. Esa "otra cosa" es la fotografía: es vendedor profesional de material fotográfico. Por eso, tanto en su penúltimo disco –Montse y José– como en este último, homenajea a los fotógrafos con un libreto compuesto por imágenes de ellos. Sin letra. “Hay que ser muy valiente para vivir solo de la música”, añade sincero.
En este disco, además de abrazar la vida, quiso abrazar la música. Por eso colaboran en él 25 músicos. Asimismo, quiso incluir tres canciones de músicos que él admira, canciones que normalmente toca en sus conciertos. Es el caso de Miguel Ángel Bueno, un poema de Joan Vinyoli, musicado por Toti Soler, y una canción del madrileño Hilario Camacho.
A través de un proyecto de crowdfunding reunió el dinero suficiente para sacar adelante Abrazar la vida, su quinto trabajo. “Se crea una sinergía preciosa porque hay cien personas que no solo creen en lo que estás haciendo, sino que se rascan la cartera, dándole al dinero un valor que normalmente no tiene... de belleza”, exclama agradecido.
Abrazar la vida vio la luz en Santa Coloma de Gramenet, su ciudad natal, y ahora llega a la íntima Sala Fizz en la calle Balmes donde volverá a darlo todo sobre el escenario, a “entrar en trance”, el próximo 19 de mayo. Así, nos despedimos de Jareño con una pequeña cata de este último trabajo desgarrador y sincero: una declaración de intenciones.
He visto las estrellas, a pesar del odio, a pesar de ustedes y a costa de mí...