La eficacia y seguridad de la cirugía láser para corregir problemas de visión y olvidarse de gafas o lentes de contacto está más que demostrada. Así lo demuestran los millones de intervenciones que se han realizado en el mundo desde finales de los 90. Sin embargo, todavía genera cierto recelo entre algunos de sus potenciales beneficiarios. “No me opero de la vista mientras siga habiendo oftalmólogos con gafas”, esgrimen algunos escépticos con la técnica.

Con carácter general, la corrección del problema de visión es permanente, salvo algunas excepciones, según explica la doctora Marta Calatayud, directora médica del Instituto Oftalmológico Quirónsalud Barcelona-Hospital Universitario Dexeus. “El oftalmólogo comprueba que el paciente no haya variado su graduación en el último año y, si es estable, la probabilidad de que vuelva a aparecer el defecto refractivo es muy baja. Otras patologías oculares añadidas, como por ejemplo la aparición de una catarata a partir de cierta edad, sí que pueden modificar la graduación”.

NO INDICADA EN NIÑOS Y MAYORES DE 55 AÑOS

Por esta misma razón, generalmente no se indica en pacientes mayores de 55 años “por la alta probabilidad de que desarrollen cataratas a medio plazo”, advierte la doctora Calatayud. También se puede descartar a los pacientes que presenten enfermedades sistémicas como el Síndrome de Sjögren o cualquier otra patología autoinmune, antecedentes de cicatrización patológica o un ojo seco muy severo. “Tampoco se recomienda en niños, salvo casos muy específicos, o personas discapacitadas o con sus facultades mentales alteradas. La toma de determinados medicamentos puede ser una contraindicación relativa, así como otras enfermedades oculares como el glaucoma o diversas patologías retinianas”, añade.

Si el candidato a la intervención supera estos controles selectivos previos, la eficacia y seguridad de esta intervención están prácticamente garantizadas, aunque sin olvidar que en ninguna cirugía existe el riesgo cero. Infección de la córnea, disminución de la sensibilidad al contraste, sequedad de los ojos, resplandores o halos en la visión o sensibilidad a la luz son los principales efectos secundarios posibles de esta técnica, aunque en porcentajes bajos.

Así pues, volvamos al principio: si esta cirugía es tan segura, ¿por qué sigue habiendo oftalmólogos con gafas? “Como he explicado antes, no todo el mundo es apto para someterse a Lasik”, responde Calatayud, conocedora de este extendido comentario. “Hay córneas muy delgadas que no permiten la cirugía, y el resto de contraindicaciones ya mencionadas se deben aplicar también al oftalmólogo. En la mayoría de los centros oftalmológicos el personal está intervenido con éxito, pero no siempre es posible la operación. De hecho, y después de décadas realizando esta técnica, la selección del paciente se ha restringido para evitar complicaciones y ofrecer una alternativa en caso de que no puedan operarse”.

INTERVENCIÓN RÁPIDA E INDOLORA. ¿EN QUÉ CONSISTE?

La técnica que se utiliza tiene un nombre raro, queratomileusis in situ asistida por rayos láser (que en inglés da el acrónimo Lasik: laser assisted in situ keratomileusis), y con ella se cambia de manera permanente la forma de la córnea (la cubierta transparente en la parte frontal del ojo).

Para una visión clara, la córnea y el cristalino deben inclinar (refractar) los rayos de luz adecuadamente. Esto permite que las imágenes se enfoquen en la retina. De lo contrario, las imágenes serán borrosas. El Lasik emplea un láser ultravioleta para extraer una delgada capa de tejido corneal, lo que le da una nueva forma, de manera que los rayos de luz se enfoquen claramente sobre la retina.

“El Lasik u otras variantes de cirugía refractiva corneal (como por ejemplo la PRK) sirven para corregir defectos refractivos siempre, y cuando estén dentro de unos límites establecidos por el oftalmólogo, que decidirá según las características del ojo y del paciente. Está indicada para corregir la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, de manera que el paciente pueda prescindir total o parcialmente de sus gafas o lentes de contacto. Se realiza de forma ambulatoria y sólo requiere un tratamiento tópico con gotas de antiinflamatorio y antibiótico. La recuperación es rápida e indolora”, explica la doctora del Hospital Universtario Dexeus.

Es una cirugía de los ojos que cambia de manera permanente la forma de la córnea / QUIRONSALUD



La cirugía se realiza en una sala específicamente preparada, bajo anestesia tópica, y dura entre cinco y diez minutos por ojo, dependiendo del procedimiento y del paciente, que habitualmente está despierto y no percibe dolor.

“El cirujano realiza maniobras cuidadosas que va explicando de forma progresiva, avisando previamente de sensaciones como presión o visión borrosa. Una vez terminado el procedimiento, la visión permanecerá borrosa durante unas horas, pero no de manera incapacitante, y mejorará de forma progresiva”, tranquiliza la doctora Calatayud.

Por todo ello, y aunque sigue habiendo oftalmólogos con gafas, parece claro que la técnica es más que segura y que, fruto de la experiencia acumulada, se ha extremado la selección de los pacientes candidatos a ser operados con garantías de éxito.

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