Novak Djokovic y Jelena, esposa y madre de sus dos hijos, practicando yoga en su residencia de Marbella, donde el tenista serbio visita a su gurú espiritual / ARCHIVO

Novak Djokovic y Jelena, esposa y madre de sus dos hijos, practicando yoga en su residencia de Marbella, donde el tenista serbio visita a su gurú espiritual / ARCHIVO

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Los motivos por los que Djokovic se va de Barcelona

El serbio, que sigue las pautas de un gurú espiritual, continúa con su crisis de resultados

25 abril, 2018 21:05

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¡Quién le ha visto y quién le ve! Aquel número uno mundial de tenis, el que paseaba su insultante poderío en cualquier pista del mundo, fuera la superficie que fuese, parece un 'fake' de aquel inaccesible serbio que demolía a sus rivales y estaba llamado a marcar una nueva era en el deporte de la raqueta. Porque, hoy en día, un Novak Djokovic sin pena ni gloria, es una sombra de lo que fue...

Nole (apelativo con el que se le conoce en el circuito) ha caído este miércoles a la primeras de cambio en el Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó ante el ignoto eslovaco Martin Klizan, 6-2, 1-6 , 6-3, en apenas una hora y 39 minutos de partido. Así que adiós al esperado cruce frente a Rafa Nadal en cuartos de final del viernes, que ya había puesto el cartel de 'no hay billetes' en las taquillas del RCT Barcelona. Habrá que ver cuántos aficionados se venden la entrada...

“Mi suegra es una fan de Djokovic. Quería ver cómo batía a Nadal y me pidió que le consiguiese una entrada para el partido. Bueno, pues no sé que voy a hacer ahora con ella...”, explicaba un compungido aficionado, que se las creia muy felices con la madre de su mujer.

Lo cierto es que la prematura eliminación de Djokovic ha trastocado las expectativas de un torneo que soñaba con el primer Nadal-Djokovic de la historia en Barcelona. El serbio sólo había jugado aquí una vez, hace doce años, cuando era imberbe en el circuito. Entonces tampoco superó la primera ronda. Era 2006 y pudo parecer normal, pero hoy ha sentado como una patada en salva sea la parte a los muchos aficionados barceloneses que soñaban con algo que probablemente ya no puedan ver en directo en toda su vida.



Nadal ha cumplido (victoria trabajada ante el novel Roberto Carballés, 6-4,6-4), pero Djokovic ha hecho un flaco favor al torneo y, cabe decirlo, a sí mismo. Sexto favorito merced a la invitación de los organizadores (y al cuarto de millón de euros que le han pagado por aceptarla), el serbio sólo ha dado muestras de su clase en el segundo set ante el Nº 140 del ranking mundial, un eslovaco de 28 años que ya puede morirse en paz tras su victoria.

LAS RAZONES DE UNA DEBACLE

Puede ocurrir -y de hecho ocurre- que un gran deportista entre en horas bajas y no sea, ni por asomo, el que fue. En el tenis le ha pasado a muchos, empezando por el propio Rafa Nadal en sus años lesivos. Como otros, Djokovic padeció una importante lesión en el codo que le obligó a pasar, en 2017, por el quirófano. Pero su esperado regreso a lo más alto se está demorando tanto que algunos empiezan a sospechar que ya nunca volverá a ser el mismo, aquel que manejaba los partidos con mano de hierro.

Para quienes siguen el circuito, hay un antes y un después en esta rara 'transformación' de Nole. La más difundida es la que habla de una 'crisis de identidad' motivada por su adscripción a las tesis de un gurú espiritual español llamado José Pepe Imaz, cuyo discurso recuerda a ciertos mantras budistas: 'armonía, ego, aceptación y respeto'.

Desde hace años Imaz -que fue mediocre tenista en su juventud- asesora 'emocionalmente' al serbio, por lo cual se le señala como culpable del declive profesional de Djokovic. Su método se llama 'Amor y Paz', algo que nada tiene que ver con el mundo ultracompetitivo que es el tenis del más alto nivel, donde impera el famoso dicho de 'al enemigo, ni agua', algo que el serbio cumplía a rajatabla cuando tenía una raqueta en la mano. Pero desde que conoció a Imaz, sigue este lema: “La vida es mágica y nosotros entorpecemos la magia de la vida”.

Cartel anunciador de una conferencia de Djokovic y su gurú / ARCHIVO

Cartel anunciador de una conferencia de Djokovic y su gurú / ARCHIVO



Al principio fue bien, ya que en 2016 Djokovic consiguió ganar el único grande que se le negaba. Pero todo empezó a torcerse justo después de lograr el título que más anhelaba y nunca había conseguido: Roland Garros, el mundial oficioso en tierra batida.

MARBELLA, CENTRO OPERATIVO

Lo cierto es que, a raíz de su triunfo en París y de operarse del codo el año pasado, Djokovic parece estar viviendo en una montaña rusa emocional, tomando decisiones variopintas en poco tiempo. Por ejemplo, el pasado día 4 se quedó sin equipo técnico tras decidir romper con el entrenador checo Radek Stepanek, después de haberlo hecho antes con otros ex tenistas, Boris Becker y Andre Agassi.

A renglón seguido, decidió recuperar al entrenador que le llevó al éxito, el eslovaco Marian Vajda. Con él empezó a prepara la campaña de tierra batida en Málaga, que se ha convertido en su centro operativo porque está cerca de donde vive Imaz. Vajda le acompañó a Montecarlo y también ha venido a Barcelona. Los resultados, de momento, no se ven por ninguna parte...

A no ser que resucite en Madrid y Roma, dos Masters 1000 en los que está inscrito, Djokovic llegará a París sin apenas posibilidades para aspirar a su segundo título en Roland Garros.