Es importante conocer qué es la infección por el Virus del Papiloma Humano (*VPH) y cuáles son sus consecuencias, debido a su frecuencia y efectos. Es muy fácil sufrirla o haberla sufrido. Se trata de la infección de transmisión sexual más frecuente y, prácticamente toda la población sexualmente activa, habrá estado en algún momento de sus vidas en contacto con el virus.



Muy a menudo, la infección está presente sin mostrar síntomas en las primeras etapas, especialmente cuando los virus son de alto riesgo y afectan al cuello del útero.



Su vía de transmisión es, principalmente, sexual, aunque no se contagia únicamente con el coito, sino también a través del contacto entre mucosas contaminadas.



Su infección se expresa con la aparición de verrugas en la zona genital y /o anal en los virus de bajo riesgo, y en alteraciones localizadas en el cuello del útero, en los virus de alto riesgo, que inicialmente son asintomáticas. Estas últimas se detectan de manera precoz con la prueba citológica periódica. Estudios más avanzados son capaces de tipificar los virus y definirlos como de alto o bajo riesgo.



Generalmente, la eliminación del virus por el organismo se realiza sin dificultad. En edades tempranas, especialmente antes de los 35 años, la eliminación es más eficiente, de forma que la infección es más corta. Este dato es importante porque la persistencia durante años confiere mayor riesgo de sufrir lesiones cancerosas del cuello del útero y otras localizaciones.



Prácticamente el 100% del cáncer de cuello de útero está causado por el VPH (especialmente por los de alto riesgo). También se considera responsable de un porcentaje importante del cáncer de vagina, vulva, ano y faringe, y en el hombre, del cáncer de pene y escroto.



Las medidas para prevenir su infección o minimizar los efectos están relacionadas con los factores de riesgo:


- Aumenta con el número de parejas sexuales, que es probablemente el principal factor de riesgo.


- La edad, siendo más frecuente la infección en las mujeres jóvenes.
- Se incrementa con el tabaquismo.


- Aumenta con la práctica de sexo anal, tanto en hombres homosexuales como en parejas heterosexuales.


- Se incrementa en presencia otras enfermedades de transmisión sexual.



Basándonos en estos factores de riesgo, la prevención se dirige a:



*· Vacunación en la adolescencia y en aquellas mujeres que constituyen grupos de riesgo, incluidos los que ya lo sufren, puesto que también ejerce un efecto positivo.


*· Prácticas sexuales responsables. Reduciendo el número de compañeros sexuales y uso de preservativo como práctica habitual, aunque no ofrece protección completa.


*· Vida activa a través de la práctica sistemática de deporte.


*· Alimentación equilibrada.


*· Evitar fumar.


*· Fomentar una flora vaginal fuerte



La realización de revisiones ginecológicas periódicas y el seguimiento de las pacientes infectadas es la clave para un diagnóstico oportuno.

 

Dr. Juan Manuel Rodríguez, especialista en Ginecología y Obstetricia de Clínica Diagonal