Mikel Ayestaran lo deja claro. Las cenizas del califato (Península, 2018) es un libro escrito en el califato. El periodista vasco, afincando en Jerusalén y experto en Oriente Medio, publica un relato sobre la liberación del Estado Islámico (EI). Se trata de una historia en presente y en primera persona llena de voces, de testimonios estremecedores. Una forma única –humana ante todo– de acercar a los lectores el fenómeno del EI, a la vez que plasma la (cruda) herencia del Dáesh.

Nos reunimos con él en Barcelona donde este lunes ha presentado el libro en Altaïr, acompañado de Xavier Aldekoa. Actualmente Ayestarán trabaja como redactor multimedia freelance colaborando en varios medios y es cofundador de la publicación internacional 5W. En 2017 vio la luz su libro Oriente Medio, Oriente Roto, que supuso un éxito de ventas. “Ganarte una credibilidad es complicadísimo”, dice riendo. Y con ese deje vasco que nunca ha dejado atrás, empieza a contar.

¿Crees que una persona que no tenga noción sobre Oriente Medio puede engancharse al libro?

Puede que no tenga conocimiento, pero estamos hablando de conflictos, países, actores y grupos que están en nuestro día a día en los informativos. No es como si le hablas de un lugar remoto de Latinoamérica o África. Son acontecimientos que, más o menos, son familiares. Te suenan. Y hay gente que quiere profundizar un poco más o tener claves. En este caso, el libro es una especie de road movie y mi voz es el vehículo que intenta acercar el Estado Islámico al lector, aunque intento no eclipsar la historia. Parto de escenas concretas y amplío el foco hasta tal punto que acabo dando imágenes más globales, de contexto, para que el lector tenga herramientas y pueda interpretar mejor la realidad.

Mikel Ayestaran durante la entrevista con Metrópoli Abierta | HUGO FERNÁNDEZ



¿Cómo eliges los lugares donde crees que puedes encontrar historias?

Tú aquí no viajas donde quieres, viajas donde puedes. Es muy diferente. En el caso de Siria, necesito los permisos del Ministerio de Información y Defensa y no tengo acceso a las zonas que controlan los americanos o los kurdos. En el caso de Irak, primero por motivos de seguridad, y segundo porque necesitas los permisos no escritos de las diferentes milicias que están al control de todo.

Tal como cuentas en el libro, para entrar a Irak te serviste del fútbol para ablandar al guardia. Le preguntaste: “¿Real o Barça?”. Y conseguiste pasar.

(Ríe) Es la diplomacia del fútbol. Te abre muchísimas puertas. Si existe alguna marca España en el exterior no es otra que el fútbol. Dependiendo de quién lo haga mejor, se gana más adeptos. Ahora están muy igualados en número de seguidores, aunque yo soy de la Real Sociedad, y cuesta bastante predicar algo que esté lejos de los dos grandes equipos.

"Tú aquí no viajas donde quieres, viajas donde puedes"

¿Cómo se ve España desde Oriente Medio?

Se ve como media España blanca y la otra media blaugrana. Actualmente, el concepto más extendido es el del fútbol. Aunque si se remontan en la historia, España se relaciona inmediatamente con el Al-Ándalus, a la época islámica.

Imagino que habrás conocido a yihadistas, ¿qué es lo que más te impacta de su pensamiento?

El programa de gobierno que estableció el Estado Islámico me parece impactante, sobre todo por el uso del terror como forma de control a la población. Pero lo más fuerte es que los yihadistas más radicales no eran los sirios o los iraquíes, sino los que venían de España, Reino Unido, de Túnez, de Chechenia, los que han estado en los puestos de mayor control junto con los iraquíes. Estos cuadros de mando tan radicalizados han salido de nuestras sociedades, han nacido y crecido entre nosotros.

Mikel Ayestaran en la entrevista | HUGO FERNÁNDEZ



¿Qué les atrae del Estado Islámico?

El sueño del califato, la posibilidad de convertirse en guerreros santos y el hecho de no sentirse integrados ni identificados con nuestro sistema. El cambio cualitativo es que ya no hace falta ir ahí. El Estado islámico te dice que puedes ser un guerrero en tu país. Coge el coche y ponte a atropellar. Eso es lo que da miedo... Todos nos convertimos en objetivo potencial.

"Los yihadistas más radicales no eran los sirios o los iraquíes, sino los que venían de España, Reino Unido..."

¿Cómo auguras el futuro del Estado Islámico?

Con los datos en la mano, se ha derrotado al califato militarmente, pero el Estado Islámico ya ha demostrado que es capaz de reinventarse con nuevas siglas, con nuevos líderes... Y cada vez que sucede eso, el grupo que surge es aún más radical que el anterior. Vendrán nuevos grupos.

¿Has sentido miedo cubriendo conflictos?

Sobre todo en Mosul durante la batalla por la ciudad vieja. Fue impresionante el nivel de bombardeos, sobre todo la artillería y la aviación, por parte de la coalición que lidera Estados Unidos y por parte de la respuesta del EI, que luchó hasta el final. La última semana hubo una sucesión de mujeres suicidas, niños suicidas... aprovecharon todo lo que tenían. En ese momento no sabías qué iba a pasar, estás justo ahí y tu punto de vista es muy reducido. Trabajar en la línea del frente no es fácil, es mejor dar un paso atrás y acceder a hospitales, familias, entierros. En Mosul el problema es que no sabías dónde estaba la línea y te podías encontrar en un fregado. No pasó nada, yo he intentado tomar siempre medidas de seguridad. Sé dónde están mis límites.

'Emergency exit only' y Mikel Ayestaran | HUGO FERNÁNDEZ



¿Cómo ves el conflicto de Siria hoy?

El de Siria es el más complejo de todos los que tenemos ahí. Estos conflictos terminan cuando se cansan de matarse. Sabes cuándo empiezan, pero no puedes predecir cuándo acaban. En el caso sirio hay una injerencia externa brutal. Ellos ponen el tablero, los muertos y la destrucción. Pero las decisiones se toman fuera.

"Estos conflictos terminan cuando se cansan de matarse"

¿Te genera impotencia la situación?

Nosotros somos unos privilegiados, podemos salir de ahí en cualquier momento. Me genera impotencia no poder ayudar a toda esta gente. A estos dos chavales de la portada, me cagüen dios. Me genera impotencia que todos los países que se han gastado millones en bombardear ese sitio no inviertan una mínima parte en intentar rehabilitar aquello para mejorar las condiciones de vida y que deje de ser un caldo de cultivo para que grupos así recluten a gente por un plato de arroz. No veo que haya un esfuerzo especial para que eso se consiga.

Un momento durante la entrevista con Mikel Ayestaran | HUGO FERNÁNDEZ



¿En Jerusalén vives con inseguridad?

Para nada. Es la ciudad más segura del mundo si no eres árabe. Vivimos en una burbuja ahí. Ni siquiera el tema de la embajada de Estados Unidos ha tenido efecto. Se trata de una ciudad partida en tres trozos: en uno viven los judíos ultraortodoxos, en el otro los árabes, en el otro los judíos no ultraortodoxos. Yo estoy entre las tres partes, desde hace cuatro años. Me encanta la ciudad, no puedo ser objetivo.

"No quería hacer un libro más sobre el EI, este es otro tipo de libro"

¿Cómo ha sido el proceso de creación de Las cenizas del califato?

Escribo rápido. He ido aprovechando los viajes... todos muy intensos. La herida estaba abierta aún y los testimonios que hay son personas que te marcan. He intentado aprovechar cada momento del viaje con el chip en la cabeza de un libro, aunque esté con otras cosas porque trabajo el multiformato. No quería hacer un libro más sobre el EI, este es otro tipo de libro: tenía que estar en primera persona, en presente, es la gran crónica de la caída del califato. No conozco ninguna otra en este tono. Habrá que ir ampliándolo a medida que se liberen otros lugares.

¿Por qué elegiste dedicarte al conflicto armado?

Yo no busqué la guerra, a mí la guerra me cayó encima. En 2006 estaba en Beirut haciendo un trabajo y de repente empezó la guerra. Estuve durante 33 días trabajando y trabajando... y desde entonces no me he bajado de la rueda. En este libro, por ejemplo, me he convertido en un corresponsal de guerras muertas, como dice Plàcid García-Planas. La guerra ya ha pasado, pero tú vuelves. Me parece muy importante volver.