El 'síndrome del ministro' está detrás de muchas caídas de ancianos. Y no nos referimos a los ministros de un gobierno -cuyos síndromes van por otros derroteros- sino de la Iglesia. A principios del siglo pasado se llamó 'síndrome del ministro' a un trastorno que producía una pérdida de conocimiento repentina y por lo general breve y reversible sin intervención terapéutica alguna, lo que se conoce como síncope. El nombre se acuñó tras relacionarse con el uso de collares apretados en una investigación cuyos casos descritos eran en su mayoría hombres del clero, que lo sufrían cuando se inclinaban hacia adelante o hacían otros movimientos con sus característicos alzacuellos.
Aún no se sabía bien por qué, parecía claro que la causa de esa pérdida súbita de conocimiento estaba en el cuello. Un siglo después sí se sabe y recibe un nombre menos literario pero más descriptivo: síndrome de hipersensibilidad del seno carotídeo (SHSC). Aunque en sí mismo no se trata de un trastorno grave, su importancia radica en que está detrás de muchas de las frecuentes caídas de las personas ancianas, que sí pueden tener consecuencias más preocupantes como fracturas óseas y sus derivadas clínicas, así como para la calidad de vida. De hecho, se calcula que hasta un 40 % de las personas de 80 años o más sufre síncopes (el doble en hombres que en mujeres), aunque muchas veces no son conscientes de ello.
El seno carotídeo es una dilatación de la arteria carótida en la zona lateral del cuello. Esta estructura contiene unos receptores que regulan la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. La estimulación del seno carotídeo se puede producir espontáneamente, al girar el cuello, al anudar la corbata, al pasar una máquina de afeitar por la zona… o al abrocharse el alzacuellos clerical.
“La respuesta normal a la estimulación es una leve reducción de la frecuencia cardíaca sin consecuencias. Si la persona tiene una hipersensibilidad, la estimulación puede provocar disminuciones importantes de la frecuencia cardíaca que pueden llegar a causar pérdida de conciencia. Cuando ocurre así, lo llamamos síndrome de hipersensibilidad del seno carotídeo”, explica la doctora Pilar Tornos, especialista en Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona.
CUANDO EL PACIENTE NO SE DA CUENTA
Ocurre, sin embargo, que los síncopes producidos por este síndrome son tan fugaces que la mayoría de los ancianos que sufre caídas inexplicadas, así como sus familiares, suelen negar en consulta que haya habido una pérdida previa de conciencia y atribuyen esas caídas a un fallo del equilibro o a un mero accidente casual.
“En personas de edad avanzada, las pérdidas de conocimiento transitorias son frecuentes y pueden obedecer a causas muy diversas. En todos estos casos, debe realizarse un interrogatorio dirigido a intentar aclarar cómo fueron los momentos previos a la caída o a la pérdida de conciencia, valorando de manera específica la posibilidad de que se hubieran realizado movimientos bruscos del cuello o compresiones en la zona”, confirma la doctora Tornos.
Pero “muchas veces no se consigue un interrogatorio fiable”, por lo que la cardióloga de Quirónsalud Barcelona considera “muy importante que la valoración de las pérdidas de conciencia o síncopes en las personas de edad avanzada incluya, además de un electrocardiograma básico, un masaje del seno carotideo”. Como su nombre indica, esta sencilla prueba diagnóstica consiste en hacer un suave masaje sobre esa zona del cuello mientras se registra la respuesta que produce en el ritmo cardíaco.
La doctora recuerda el reciente caso de un paciente octogenario que había sufrido un accidente mientras conducía su coche marcha atrás, lo que le obligaba a girar la cabeza, con la consiguiente presión sobre el seno carotídeo. Ante la sospecha de que hubiera sufrido un síncope por esta causa, la especialista le realizó el mencionado masaje: “Pudimos ver cómo el corazón dejaba de latir durante más de 10 segundos y el hombre presentaba sensación de mareo. Todo se recuperó en breves momentos, pero su respuesta al masaje, junto a otros indicadores, nos confirmó que padecía síndrome de hipersensibilidad del seno carotídeo”.
El tratamiento de este paciente consistió en la implantación de un marcapasos que asegurara una frecuencia cardíaca estable. “Todo fue sin complicaciones, y ya ha reanudado su actividad normal”, concluye la doctora Pilar Tornos.