Más que un libro: una guía. Un hogar (poético) al que recurrir en situaciones de emergencia. Para refrescar la memoria, para entender. Para coger inspiración. Hablamos del último libro de Elena Medel. El título no deja lugar a dudas: Todo lo que hay que saber sobre poesía (Ariel, 2018).
La editora de La Bella Varsovia, crítica literaria y poeta lanza un manual para entender el género poético. Desde conceptos, hasta movimientos, pasando por autores y curiosidades que no dejarán indiferente a nadie. Su palabras son capaces de conmover hasta al que cree que no le gusta la poesía. Nos reunimos con la cordobesa en Barcelona y empezamos la conversación como su libro: con una pregunta.
“¿Qué es poesía?”, se planteaba Gustavo Adolfo Bécquer. ¿Qué contestarías?
No sé si lo tengo claro después de casi 300 páginas. Aunque más que un género literario tiene que ver con una actitud, una forma de mirar, de abordar el mundo. Quizá suena cursi o grandilocuente, pero creo que los cursos de la poesía se extienden a otras disciplinas literarias y también artísticas. Está en el cine, la fotografía, la música... Tiene que ver con una forma de ser y de estar.
En el libro hablas de la poesía en el arte de Marcel Duchamp (sus ready-made), y hasta en el campo de la publicidad.
Sí, la publicidad se construye a golpe de metáfora. La poesía también está presente en la música. Cuando voy a dar charlas a institutos les pregunto a los alumnos si leen poesía. Me miran con cara de horror y al final les acabo diciendo: todos los días por lo menos escuchamos una canción y estamos cerca de la publicidad. No leemos un poema, pero estamos expuestos a los recursos de la poesía.
¿A quién se dirige el libro?
Lo escribí pensando en el libro que me hubiese gustado tener cuando empecé a leer poesía. Que fuera una guía de primeros auxilios. Pensaba en gente que está empezando, en los últimos cursos del instituto, en los primeros de la carrera. Algunos profesores me han dicho que lo están utilizando en sus clases. En el libro he intentado aclarar conceptos básicos y además lo he expandido con curiosidades y otros ganchos que invten al lector a quedarse.
Más allá de las rimas y las estrofas, das a conocer la poesía opaca. Por poner un ejemplo.
Sí, ese diálogo entre la poesía y otras disciplinas me ha sorprendido. La poesía visual es antigua. Pensamos que lo hemos inventado todo, que estamos ante fenómenos nuevos, pero no, lo único que hacemos es traer otra vez –quizá de otra forma– propuestas que ya llevan tiempo existiendo.
Es el caso del Poetry Slam y su origen en los Juegos Florales.
Exacto. Que a su vez tiene sus raíces en propuestas de la Antigua Grecia y la Antigua Roma. Al fin y al cabo estamos utilizando fórmulas que ya conocemos pero presentadas de otra manera.
¿Cómo valoras la poesía en las escuelas?
Tengo la sensación de que la poesía en las escuelas se plantea como el latín. Uno tiene que traducir del lenguaje de quién lo ha escrito a tu lenguaje normal. ¿Qué significa esta metáfora? No significa nada. El color verde para Lorca significa una cosa distinta de lo que significa para Marosa di Giorgio. ¡Cómo vas a traducirlo! No se puede pasar de un idioma a otro. Para mí la pregunta tendría que ser: ¿Qué significa para ti el poema? El poema le deja ese espacio abierto a quien lo está leyendo que se posiciona delante de él con su mochila de circunstancias, experiencias o prejuicios. Incluso si no te ha despertado nada y te desconcierta ya es una reacción. Entonces el poema ya empieza a servir. Es cuestión de buscar.
"La lectura obligatoria te aleja por completo de la idea de la literatura como evasión, ocio, espacio de disfrute"
¿Los colegios han quedado desfasados?
Es complicado. Los profesores tienen que ceñirse a unos objetivos y unas metodologías que muchas veces están impulsadas por gente que no ha pisado un aula desde hace años. Hay muchos que están intentando hacer las cosas de otra manera, se abren a otros autores y autoras de poéticas diferentes que puedan conectar con los adolescentes. Buscan otras formas... pero al final tienen que cumplir con el temario. La lectura obligatoria te aleja por completo de la idea de la literatura como evasión, ocio, espacio de disfrute. Te están obligando a leer algo que no te apetece leer. Eso es matar por completo el gusto por la lectura. Luego, la tiranía del comentario de texto. No se puede traducir un poema, no se puede interpretar de una forma tan fría.
¿Debe de actualizarse?
Hablaba con la poeta Erika Martínez sobre que cada generación tiene que revisar el canon de generaciones anteriores. ¿Por qué tenemos que asumir que la Generación del 27 son solo los nombres fijados hace 80 o 90 años? Cada generación puede acercarse de nuevo a los nombres. Hablo siempre de Lucía Sánchez Saornil. Su obra se publicó por primera vez en el 96, 26 años después de su muerte. Sus poemas estaban dispersos y era imposible incluirla en ningún recuento. Hay que aprovechar estos descubrimientos para revisar. Cuanto más ensanchemos esa posibilidad de lectura, más ganaremos. En el caso del 27 hay literalmente una foto en Sevilla en honor a Góngora en la que no aparece ninguna mujer. Es muy curioso ver cómo se va configurando nuestra historia.
"No se puede traducir un poema, no se puede interpretar de una forma tan fría"
¿Qué opinas de las traducciones poéticas?
Sin las traducciones no hubiese escrito poesía probablemente. Puedo leer algo en inglés y en francés, algo también en italiano, pero siempre intento tener la traducción cerca porque en la poesía son imprescindibles los matices que en muchos casos se me escapan. A mí me influenció muchísimo Sylvia Plath, pero en realidad no fue ella, sino Ramón Buenaventura, ¡su voz en español! Me parece dificilísimo y admiro este trabajo. En mi editorial intento apostar también por las traducciones. Los traductores son coautores del poema.
En el libro hablas de la poesía del futuro. Ahí aparece una máquina que hace poemas. ¿En algún momento esta máquina puede acabar con los poetas?
(Ríe) Ojalá tuviera una bola de cristal y supiera qué libros funcionan y qué libros no. Ahora en serio, a nivel formal podría llegar a pasar. Descubrí en un taller una página sobre bots de poesía que generaban automáticamente poemas. Tú tenías que descubrir si el poema estaba escrito por una persona o por una máquina. ¡Nos equivocábamos casi siempre! Yo creo que en realidad se termina filtrando la voz del que escribe, su visión del mundo, el discurso vertebrador... es imposible alejarse de lo que estás escribiendo. Tiene que haber alguien al otro lado, pero quién sabe de aquí a 10 años. Creo, sin embargo, que escritura tiene mucho de artesanal por mucho que nos alejemos.
"Aunque los autores se dan a conocer en las redes al final el objetivo es el libro en papel"
¿Crees que las redes sociales han influenciado en la poesía? ¿Han jugado a favor, en contra?
No han influido en la manera de escribir. Parecía que Twitter podía ser un contenedor perfecto para aforismos, haikus, pero ha ido por otros derroteros. Ha servido como plataforma de difusión de poemas tradicionales con las mismas estructuras e imaginarios. Aunque los autores se dan a conocer en las redes al final el objetivo es el libro en papel, porque sigue siendo lo que da validez, credibilidad... es un aval.
En el libro hay algunos capítulos dedicados a autores en concreto: Emily Dickinson, por ejemplo.
Me interesaba que el lector se diera cuenta de que hay alguien en el otro lado escribiendo, con sus decisiones personales, de autores y autoras, de movimietos. Por eso para mí fue inevitable subrayar por ejemplo que durante el Siglo de Oro Español también había escribiendo ciertas autoras. No son los que yo prefiero, sino que elegí los que podían aportar un discurso diferente al libro. Por ejemplo es el caso de Emily Dickinson. Cuando pensamos en la figura del poeta lo imaginamos como a un autor maldito, con una vida apasionante. Pero algunos tienen una vida normal, no todos son trágicos. Es el caso de Dickinson y su vida dentro de casa. Para cambiar la historia de la literatura no hace falta embarcarse en viajes apasionantes. Simplemente basta con mirar. Y ella lo hizo.
"Cuando pensamos en la figura del poeta lo imaginamos como a un autor maldito, con una vida apasionante"
Decía Lorca que la poesía no necesita adeptos, sino que necesita amantes. ¿Crees que ahora hay más amantes que antes?
Empiezo a sonar un poco como una abuela cebolleta. Publiqué el primer libro con dieciséis, así que ya llevo unos años de trayectoria. (Ríe). Cuando hablan del boom de la poesía, de que está de moda... ¡siento que ya lo he oído varias veces! El diálogo entre la poesía y el rock, luego los festivales, luego la poesía escénica. Cada cierto tiempo hay oleadas de titulares donde la poesía está de moda. Ahora es la de las redes sociales. Es cíclico. La poesía no está tan muerta como pensamos. Hay lectores, más de los que pensamos. E igual que ocurre con otros géneros, va por tendencias. Dentro de cuatro o cinco años será la poesía con otra cosa. Y volverán a preguntarnos si está de moda. Yo creo que ha ocurrido siempre. De todos estos pequeños booms han quedado creadores que hacen cosas interesantes con una obra muy valiosa. En cualquier caso, el tiempo es un filtro excelente.