El alma de Sarrià, de Tres Torres. El destino debe marcar y, si te apellidas Barri, montar un bar y hacerlo en tu barrio es todo uno. El resultado, el BarRi Sarrià de Guillermo Barri, un local que ya se ha asentado como punto de encuentro de la zona alta. Quizá haya ayudado su terraza universal en una plaza tranquila, o ese salmorejo que ahora sienta tan bien. Nos vemos en el BarRi degustándolo. Después, antes, quizá echemos un vistazo a una propuesta gastronómica en formato bar. El chef Alejandro Loaiza nos lo hará fácil.
Bocadillo de ibérico por la mañana, salmorejo tradicional y burrata artesanal para compartir a mediodía, saquitos de brie trufados para acompañar al gintonic en afterwork, una cena desenfadada con tataki de atún y decantador de vino, y un cóctel de cachaça para vivir con color la noche. Todo en un local moderno, integrador de propuestas y abierto al barrio, como si Sarriá lo hubiera creado a su imagen y semejanza. Es el Bar Ri, una propuesta funcional y honesta en una plaza de barrio con terraza universal; el nuevo punto de encuentro de Las Tres Torres, de Sarriá, de Barcelona. Un bar con restaurante, un restaurante con bar. El ejemplo de que la calidad en la restauración no está reñida con el tipo de concepto.
En uno de los laterales de la plaza Joaquim Pena, el Sarriá residencial necesitaba este espacio. Con maderas en suelo y azul y blanco en pared, BarRi ocupa el local que otrora ocupó Bang Bang. Con instalaciones totalmente renovadas, cocina suficiente y confort buscado, el BarRi abrió sus puertas hace dos años con un equipo comandado por Guillermo Barri, gestor junto a su familia de la franquicia de restaurantes Sushi Shop. “Hemos creado el bar que queríamos como clientes. Buscamos el local, lo encontramos y el nombre vino sólo”, sonríe. Ahora, consolidado, BarRi se presenta como un lugar de encuentro funcional, para comer bien a buen precio, para picotear, para el brunch dominical, para la cena relajada, para disfrutar de la comida en cualquiera de sus franjas.
UN BAR CON CHEF
De ello se ha encargado y se encarga Barri mano a mano con el chef del local. Tras pasar por Alkimia, El Celler de Can Roca y Spoonik, entre otros, Alejandro Loaiza aceptó el reto de ofrecer calidad a precio popular, en horario continuado y formato moldeable. Guillermo le da rienda suelta, y Loaiza responde con platos del día y rotación de productos y propuestas. “Queremos que la gente venga a probar, y que siempre tengamos algo nuevo para sorprender. Que no haya excusa para quedarse en casa”. Así, el chef propone una carta divertida de picoteo y platillos para todo el día, con ensaladilla rusa, pepito de ternera, croquetas de trompetas de la muerte, saquitos de brie trufado o unas patatas bravas que aquí llaman rosadas y no repiten, en la que los ajos se asan justo antes de hacer el allioli. Todo cocina casera, elaborada al momento, incluido el combinado de olivas, maridado en cocina a elección del chef; un chef que propone en un bar.
VINOS A COPAS Y A DECANTADOR
A mediodía y por las noches, BarRi muda a restaurante y presenta una carta apetecible y abarcable. Carpaccio de ternera con vinagreta, rúcula y parmesano, ensalada de ventresca de atún, pulpo a la plancha o la mejor carne en formato hamburguesa, entrecotte o hot dog, en este caso a la catalana, con escalivada y allioli. Una propuesta que cambia con la temporada, con la vigencia de producto, en la que puede jugar de semana en semana para sorprender y acertar. La comida finaliza con un surtido de postres de la casa, antes maridado con una oferta de vinos a degustar en formato copa, botella o decantador, un recipiente ideado por Bar Ri de 35cl. para dos copas y media. Con esta versatilidad de formato, y el hecho que la carta de vinos aparezca nominada sólo por DO, la rotación y la propuesta permiten de nuevo un dinamismo que agrada, en el que es fácil encontrarse.
BarRi completa su carta de presentación con mimo al detalle: un servicio personal y atento, tanto en el café como en la cena con amigos; la presentación de cubiertos en una lata vistosa, o las botellas de agua, personalizadas para un bar al que gusta también la noche. Con menos luz y más música, el Bar Ri oferta un surtido de cócteles cada uno con su copa adecuada, algunos presentados en vistosas bolsas como el de cachaça, todos cuidados en su estética y con precios universales. Es la funcionalidad del BarRi, una propuesta universal, popular y de calidad, una propuesta que invita a quedarse… en el barrio.
Receta del salmorejo tradicional de BarRi para 4 personas
Ingredientes:
- 8 tomates tipo pera bien maduros
- 1 diente de ajo
- 6 gr de sal
- 150 ml de aceite de oliva 0,4º
- 3 rebanadas sin corteza de pan de payés
Elaboración:
Trocear los tomates y triturar junto con el pan desmigado, la sal y el ajo. Colar por un colador fino y volver al vaso de la batidora para añadir el aceite en un hilo fino para ligarlo con la batidora como si de una mayonesa casera se tratara. Rectificar de sal si fuera necesario y reservar en la nevera.
Guarnición:
Ingredientes:
- 100 gr de jamón ibérico en lonchas finas
- 4 huevos de codorniz
- Unas gotas de vinagre balsámico
- Regañás (torta de pan duro típica de Andalucía)
- Gelatina de rebujito
- Hojas frescas para decorar
- Aceite de oliva virgen
Elaboración:
Cocer los huevos de codorniz 4min en agua hirviendo con sal. Refrescar con agua bien fría, pelar y reservar.
Para la gelatina de rebujito, hacer un almíbar con 25gr de azúcar, 25gr de agua y el zumo de una lima. Añadir 150gr de vino fino y, aún caliente, añadir bien escurridas dos hojas de gelatina previamente hidratadas en agua fría. Dejar enfriar en nevera unas dos horas antes de utilizarla.
Presentación:
En un plato hondo, disponer 250gr aprox de salmorejo por persona. Decorar con unas lochas finas de jamón, la regañá, el huevo de codorniz cortado por la mitad y unos daditos de gelatina. Decorar con unas hojas frescas (las de espinaca o rúcula quedan muy bien) y terminar con un chorrito de aceite de oliva virgen.