Nos cae bien Holanda, reconozcámoslo. Por Cruyff, por ser un país pequeño, por el Barrio Rojo de Amsterdam, por su singularidad, porque nadie tiene clara la diferencia entre Holanda y los países Bajos, asumámoslo. Su color naranja le abandera, y a nadie molesta. Conocemos el país, sus ciudades, Heineken y su agradable manera de introducir sin tensiones el consumo de cannabis. Pero su gastronomía la tenemos perdida, al menos no tan interiorizada como las de Inglaterra, Francia o Italia. ¿Me saben decir un plato típico holandés? Rembrandt al rescate.
Johan Cruyff seguro que pisó este local. El genio del fútbol representa perfectamente la magia que emana Rembrandt, un restaurante 100% holandés que ha sabido echar raíces y guiños a la ciudad que lo acoge. Nacido en 2008, el local respira Holanda y arte por los cuatro costados, no en vano todos sus empleados son de esa nacionalidad; no en vano el nombre. Rembrandt es para ellos lo que Picasso o Goya, para nosotros. Situado al principio, o al final (como barceloneses esa calificación siempre baila. El mar marcará el principio, ¿no?) de la calle Marina, es acogedor por concepto. El pintor holandés y sus obras se diseminan por el local, creando espacios para estar.
En ellos, también en la terraza exterior, las propuestas gastronómicas aparecen con sello. Rembrandt oferta delicatessen patrias como los Bitterballen (snack tradicional holandés de carne picada de vaca, caldo de carne, harina y mantequilla, todo ello aliñado con perejil, sal y pimienta molida) o el Chicken Saté (pollo marinado y servido con patatas fritas y salsa de cacahuete), amén de una completa carta para entender la culinaria orange. Dados de queso, dutch fries (también con mayonesa, salsa de cacahuete y cebolla), ensaladas variadas o sus imprescindibles hamburguesas completan la propuesta. Entre éstas, imprescindible la Original, con lechuga, tomate, cebolla, queso Gouda, kétchup y mostaza, u otra de nombre que suena, la "Torre Aqbar", con queso cheddar, mayonesa y kétchup. También cuenta con opciones veganas.
Rembrandt es Holanda, y Holanda también es fútbol, así que el local se presenta perfecto para disfrutar con ambiente de los partidos de la liga holandesa. Y Holanda, para aquellos que no lo sepan, también son cócteles, y Rembrandt los promociona mediante oferta y cursos ad hoc. Por último, anotad tres fechas en los que el local se viste inevitablemente de fiesta: el 1 de enero, “New Years Dive”, cuando todo el mundo va a bañarse para después degustar una sopa holandesa de guisantes; el 27 de abril, la Fiesta del Rey, y el 5 de diciembre, la Sinterklass, la fiesta de San Nicolás, su “Rey Mago” particular.
Originalidades de la Barcelona universal y curiosa.