En el último año se diagnosticaron en España más de 228.000 nuevos casos de cáncer, según cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Aunque la supervivencia cada vez es mayor, la agresividad de esta enfermedad hace que los pacientes no se libren de ella desde su diagnóstico y durante su posterior tratamiento, por mucho que llegue el verano.

Con los años las terapias para la mayoría de tumores han ganado en eficacia y seguridad pero, pese a todo, siguen generando diferentes complicaciones que se acentúan en estos meses de más calor.

Por ejemplo, la quimioterapia puede causar problemas intestinales como diarrea y alteraciones electrolíticas, y tanto ésta como otras medicaciones debilitan el sistema inmune, lo que aumenta el riesgo de infecciones.

Esto hace que la alimentación juegue un papel fundamental en el paciente oncológico y gane todavía más importancia en época estival, ya que las altas temperaturas suelen incrementar el riesgo de dichas complicaciones.

Uno de los mayores riesgos en estos meses tan calurosos es la deshidratación, según reconoce Jordina Casademunt, nutricionista del IOB Institute of Oncology en el Hospital Quirónsalud Barcelona, dado que “un buen estado de hidratación es clave para reducir la toxicidad del tratamiento, mantener un buen tránsito intestinal y evitar un posible daño renal”.

Esto hace que los pacientes deban ser conscientes, en estos días con más razón si cabe, de la cantidad de agua y líquido que beben. Porque, efectivamente, hidratarse no solo es beber agua, también caldos vegetales, cremas frías de verduras, licuados verdes con apio y alguna fruta o infusiones frías.

La fruta fresca es un gran aliado estival / Archivo



“Otra buena estrategia puede ser la de elaborar polos caseros a base de fruta fresca como, por ejemplo, sandía, frambuesas, limón o jengibre y menta, entre otros”, comenta la nutricionista.

CONSUMIR MUCHA VERDURA

Pero además de por su gran cantidad de agua, el consumo de verduras es más que recomendable para estos pacientes porque también son ricas en fitonutrientes, que han demostrado aportar diversos anticancerígenos; de ahí que esta experta proponga incorporarlas a la dieta habitual en sus diferentes formas de cocinado: al vapor, al horno, salteadas o a la plancha.

“Un sencillo truco para saber que se está tomando la cantidad adecuada es que, al menos, la mitad del plato contenga verduras y cereales integrales”, cuenta Casademunt, que asimismo advierte de la importancia de lavar bien las verduras cuando se consuman crudas y asegurarse de que están bien limpias con agua, en caso de comer fuera. Y si estamos de vacaciones en otros países, mejor evitarlas.

De igual modo, los pacientes con cáncer deben tener entre sus alimentos de cabecera una serie dE especias típicas del verano como la menta fresca, el orégano o la albahaca, por las propiedades específicas que pueden aportarles durante su lucha contra la enfermedad. En el caso de la menta, se sabe que ayuda a mejorar la digestión y minimizar los problemas de náuseas y vómitos causados por la quimioterapia.

La albahaca cuenta con interesantes beneficios para las defensas, al igual que el orégano, que también propiedades antiinflamatorias y es un buen aliado para reducir los gases abdominales. Además, “si se utiliza para aderezar o marinar carnes, puede reducir los compuestos tóxicos que se generan durante el proceso de cocción”, según la nutricionistas del IOB Institute of Oncology.

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