Tener una buena melena se ha considerado históricamente un síntoma de poder y fortaleza, tanto en hombres como animales. Que se lo digan al león, el mal llamado rey de la selva. O a Sansón, que cuando pasó de forma obligada por la 'peluquería' de Dalila quedó desprovisto de su fuerza, a merced de los filisteos.

Pero, pese a que hombres más contemporáneos como Pep Guardiola o Bruce Willis han abanderado sin complejos sus cabezas rapadas, y que incluso estudios científicos lo asocian a una imagen de mayor confianza en uno mismo, el caso es que la alopecia sigue siendo uno de los problemas estéticos que más preocupa a los hombres. Sobre todo cuando aparece en edades tempranas, ya que a los 50 años la pérdida de pelo se vuelve mucho más común.

Desde hace tiempo hay diferentes soluciones en forma de gel o spray para prevenir la caída pero, si ésta ya se ha producido, la verdadera solución la aportan los microinjertos o trasplantes capilares, cuya demanda en los últimos años no ha parado de crecer, según reconoce la doctora Marina Garrido, cirujana de la Unidad Capilar del Hospital El Pilar-Grupo Quirónsalud de Barcelona.

Garrido que aclara que se trata de una alternativa para hombres y mujeres que sufren de alopecia androgenética y algunas de tipo cicatrizal. “Antes de plantear esta opción, hay que verificar que es la solución más adecuada porque, aunque es una cirugía estética mínimamente invasiva, también presenta una elevada complejidad por la gran cantidad de detalles a controlar”, según esta experta.

De hecho, lo primero a tener en cuenta es la causa que está provocando la caída del cabello para descartar que pueda deberse a alguna patología autoinmune, tiroidea o de otro tipo. Además, no todos los pacientes son buenos candidatos y “la idoneidad vendrá marcada por la extensión de la alopecia (que determinará el tipo y número de cirugías a realizar) y la calidad de la zona donante (densidad, grosor y tipo de pelo), aclara la doctora Garrido.

Imagen de una operación de implantes capilares / CACE



Una vez analizados todos estos factores, la elección del cirujano capilar que realizará la intervención es crucial, y por ello debe estar especializado y capacitado para desarrollar la técnica y contar con un equipo cualificado, de gran experiencia y destreza. El diseño de la intervención ha de ser estéticamente correcto para aprovechar al máximo la cantidad de unidades foliculares extraídas, respetando la naturalidad y la anatomía de cada paciente.

DIFERENTES ALTERNATIVAS

Actualmente existen dos tipos de injertos capilares. Por un lado la técnica FUSS o de la tira, que consiste en la extracción de una tira de piel del cuero cabelludo (donante) a partir de la que se separarán las unidades foliculares que posteriormente se insertarán en la zona a tratar. Y por otro lado está la técnica FUE, con la que la extracción de unidades foliculares se realiza de forma individual, una a una, de forma manual o asistida con micromotor, para posteriormente ser insertadas en la zona receptora.

“Una vez decidida la técnica, el procedimiento debe ir encaminado a conseguir una extracción suficiente y adecuada para el caso, deben crearse las incisiones de forma que se consiga una densidad, dirección y angulación correcta del pelo. Y la implantación debe realizarse de forma eficaz: rápida y sin dañar el folículo”, explica la cirujana de El Pilar.

¿Y TRAS LA INTERVENCIÓN, QUÉ?

Una vez realizado el injerto capilar, con independencia de la técnica por la que se opte al final, es necesario evitar realizar ejercicio físico intenso durante las primeras tres semanas y proteger el cuero cabelludo de las agresiones del sol, sobre todo en estos meses si decidimos operarnos aprovechando las vacaciones de verano.

En cuanto a la higiene, la doctora Garrido asegura que “se puede y se debe lavar tanto la zona donante como la injertada, según las indicaciones del equipo de cirugía, de una forma cuidadosa y suave y con los productos de higiene adecuados”.

Además, se debe tomar una medicación, normalmente antibióticos y analgésicos, para minimizar el riesgo de infecciones y el ligero edema facial y controlar las molestias de los primeros días. Un postoperatorio bastante llevadero para recuperar la imagen perdida y, por fin, dejar enterrada esa temida alopecia.

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