Decenas de hombres se agolpan bajo el escenario con las cámaras y la libido por las nubes. Una actriz le está practicando una felación a un hombre, y eso les pone. Suena música de feria, sirenas estridentes. “Deja un poco para las demás”, le espeta el comentarista del show a la actriz. Algunos ríen. Los hombres del público siguen alargando los brazos, más y más: quieren tocar carne, a cualquier precio. Los hombres del público siguen alargando las cámaras, más y más: quieren grabar la zona íntima de la mujer, a cualquier precio. Esta es la primera escena del Salón Erótico 2018, el evento más sexual que acoge el Pabellón Olímpico del Vall d'Hebron del 4 al 7 de octubre.

Con el feminismo por bandera, este año la cita pretende dignificar el rol de la mujer –tan machacado– en la industria del porno. El Salón Erótico nos mostró sus intenciones con un vídeo titulado Sin educación sexual que se ha viralizado. En el propio evento ha programado actividades feministas en las que las mujeres pueden aprender sobre su sexualidad y así multiplicar el placer. Una de estas era la clase sobre cómo alcanzar el squirt, un tipo de eyaculación femenina que se caracteriza por la abundancia y la presión a la que sale.

UNA CLASE DE SQUIRT EN EL SALÓN ERÓTICO

Amigos de todas las edades, chicas jóvenes interesadas en esta práctica, adultos muy mayores y parejas de todo género se sientan en las gradas para ver cómo una de las actrices hace la demostración. Otros se quedan de pie bajo el escenario. “Los de la primera fila ya saben a qué vienen, a mojarse, pero cuidado porque el chorro puede llegar hasta la sexta fila”, advierte el presentador. Y, efectivamente.

Juguetes eróticos en la feria | HUGO FERNÁNDEZ



En el Salón Erótico hay gente y actividades de todo tipo. Cada productora tiene su propio stand especializado. Desde sexo tántrico, a lésbico o gay, sexo oral, BDSM (Bondage, Disciplina, Sadismo y Masoquismo) y tríos en los que el público puede participar. Luego hay decenas de stands con juguetes eróticos asequibles, cuadros con pinturas sensuales, sofás específicos para practicar sexo, entre otros.

'GLORY HOLE', EL AGUJERO DE GLORIA

Cuesta no escandalizarse en el Salón Erótico. Por muy abierto de mente, por muy concienciado... si uno no está acostumbrado a estos ambientes –a ver sexo en vivo de todo tipo– sorprende y, en ocasiones, incomoda. La sección Glory Hole (el agujero de gloria) es una de las novedades. “Sacas el pene por el agujero y alguien que tú no sabes quién es te chupa el rato que quieras”, explica el encargado a Metrópoli Abierta. Cada minuto vale un euro, allá cada uno lo que está dispuesto a pagar.

Una imagen general del Salón Erótico 2018 | HUGO FERNÁNDEZ



Otra de las secciones que hacen furor es la de Swingers, intercambio de parejas. Para acceder es imprescindible ir acompañado. Hay dos salas, la de “sexo duro” y la de “sexo en vivo”. “Algunas parejas entran solo a mirar y a excitarse”, relata el hombre de la puerta a este medio. De repente se abre la cortina y vemos que la sala está llena a rebosar de parejas.

LA AMBULANCIA, POR SI ACASO

En la zona de Food Stands conversamos con el conductor de la ambulancia. Nos cuenta a qué tipo de gente suelen atender: “Sobre todo asistentes que han bebido demasiado o han tomado muchas drogas”. El caso más dramático tuvo lugar el año pasado cuando en un show, uno de los actores sufrió una mordida. No nos da más detalles. Allá la imaginación de cada uno.

“¿Quieres vender tus bragas usadas?”, me pregunta, de repente, Elsa, encargada de marketing de la web Panty.com. “Después de tu paso por el Salón Erótico, como seguramente vayas mojada, puedes venderlas por unos 25 euros, por ejemplo”, insiste la joven. Silencio. Luego risa y perplejidad. Según lo que nos cuenta, es una práctica muy recurrente entre las asistentas que quieren “sacarse un sobresueldo”. El negocio de bragas usadas está en auge, y eso significa que cada día hay más fetichistas que las compran.

Una de las escenas del Salón Erótico | HUGO FERNÁNDEZ



Empieza a caer la noche y el ambiente se vuelve más turbio. Algunos lanzan miradas lascivas a todas las mujeres, y cada vez que ven a una actriz se acercan babeando en un estado deplorable para tocarle el culo y fotografiarse con ella. El feminismo, a esas horas, ha quedado relegado del todo a un segundo plano. Algunos pasean y miran con asombro el cartel que augura lo que vendrá: “Bukake gay a las 23 horas, apuntarse es gratis”. Otros no tienen suficiente con el sexo en vivo y se van a una sala de Cine X.

UN TRÍO ESPERPÉNTICO

El colofón llega con un trío sobre el escenario. Las protagonistas son una mujer curvy, una transexual y otra con enanismo. En un momento dado, uno del público se ofrece voluntario y sube para participar besando, chupando, tocando y lo que haga falta. La escena es esperpéntica. Los actores se acomodan y acoplan como pueden, buscan la sintonía. Mientras, los de abajo aprovechan para tocar lo que puedan. Con sus cámaras graban todo tipo de detalle. Y gritan entusiasmados. El final, ya se sabe.