Se abren las puertas de la percepción. Esta vez no son las de Aldous Huxley, sino las del festival MIRA que, sin necesidad de drogas, te vuela la cabeza. Aún no ha caído del todo la noche y la DJ Eartheater pincha y canta (grita) al son de un arpa en directo. Los presentes calientan motores: el festival dura tres días y saben que hay que reservar fuerzas.
Mientras, la bailarina Stéphnie Janaina y el músico Nicolás Jaar ofrecen una improvisación de tres horas en la sala de sonido en 3D. El público –moderno, al día, internacional– sacude la cabeza y observa la escena. Hace calor, la gente suda, pero el momento es adictivo. Una incógnita flota entre las cabezas: ¿Qué pasará después? Nadie sabe.
OCTAVA EDICIÓN DEL MIRA: POR LA PUERTA GRANDE
La octava edición del festival MIRA, una referencia en el campo de las artes digitales, vuelve pisando fuerte agotando los abonos. Música avanzada, danza y arte se fusionan en un escenario único, la Fabra i Coats, que este año cuenta con un telón de fondo inédito: la exposición IN THE SEARCH FOR (modern) PLEASURE, una muestra que explora el placer como medio de expresión artística y su relación con el mundo digital.
Cargada de erotismo, en ella se incluyen desde vídeos de escenas sexuales de PornHub, hasta un cuadro de Filip Custic –autor de las imágenes del disco El mal querer, de Rosalía– en el que examina la era digital a través de la placa pioneer. También se abordan temáticas como el cambio de identidad entre robot y humano, así como la reproducción del (genial) cortometraje Hi Stranger que busca el contacto directo e íntimo con el espectador. Pero una performance en concreto se queda con el público. Se trata del Confesionario de la Virgen María, una serie de actuaciones que unen sexo, música y meditación. Solo una vez al día.
UNA CÚPULA QUE TRANSPORTA A LUGARES INSOSPECHADOS
Fuera de la exposición, una de las grandes triunfadoras es la zona del MIRA Dome, una cúpula absorbente que te transporta a lugares insospechados. La gente hace cola. En este espacio, Dasha Rush y Stanislav Glazov presentan su show en vivo Antarctic Takt, un viaje abstracto a la Antártida.
Los 150 afortunados entran y se tumban en el suelo de césped artificial con una almohada para la cabeza. El viaje empieza. El cielo se estrella con figuras geométricas. Hace frío. Estamos llegando al glaciar. La sensación envolvente convierte ese momento en un (buen) viaje a bordo del LSD. El vaivén de los sonidos, las formas proyectadas, el silbido del viento. La inmensidad. De repente, avanzamos hacia arriba, hacia el cielo, levitando. De pronto, la gravedad nos devuelve a nuestro lugar. Y todo esto sin movernos: solo con la mente.
EL GRAN JUEGO DE LAS PERCEPCIONES
Otras exposiciones que juegan con las percepciones son Imaginary Limit de Nick Verstand y Salvador Breed; y Licht, Mehr, Licht de Guillaume Marmin. Una de ellas consiste en la recreación de barras de iluminación que aparecen y desaparecen, con música ambient de fondo. Como si fueran espadas láser de Star Wars, los asistentes traspasan el pasillo tocando la luz con sus manos. Alucinando.
Esto es solo una pequeña cata. El principio. Pero lo mejor está por llegar. Este viernes y sábado actuarán la mítica banda alemana Tangerine Dream, que presentará su nuevo trabajo, así como la banda de new age El Sueño de Hyparco, con un show exclusivo para MIRA 2018, con visuales de Alba G. Corral. Tampoco te puedes perder la puesta en escena performática de Yves Tumor, ni la de la ensoñadora Aïsha Devi. Las exposiciones seguirán ahí, para hacerte volar los sentidos. El viaje te espera.