El rebrote del VIH preocupa a las autoridades sanitarias. También su relación con el consumo de drogas. Para combatir este fenómeno, el Hospital Clínic de Barcelona ha lanzado un programa para “captar” usuarios de chemsex, fiestas en las que abundan las relaciones sexuales bajo el uso de drogas de síntesis. El motivo: el 43% de los infectados en 2017 por el VIH tratados en este centro médico reconocieron haber tomado estupefacientes durante el acto sexual.

La Unidad de VIH del Clínic atiende a 6.000 personas en tratamiento infectadas con el VIH. En 2017 hizo encuestas epidemiológicas a 1.100 de estos pacientes, en las que el 43% admitió haber consumido drogas en el contexto del sexo y el 25% afirmó haber tomado incluso metanfetamina, mefedrona o GHB, estupefacientes que suelen utilizarse en las chemsex.

El Clínic ha conformado un "equipo multidisciplinar" en el que participan médicos, enfermeras, psicólogos, psiquiatras y especialistas en urgencias hospitalarias, para identificar a usuarios de estas prácticas sexuales. Su objetivo es parar "la cadena" de infecciones derivadas de las mismas, según ha explicado este jueves el doctor Josep Mallolas.

CIFRAS PARECIDAS A LAS DE HACE 25 AÑOS

Mallolas ha señalado que su unidad trata anualmente unos 200 nuevos casos de infecciones por VIH, una cifra parecida a la de hace un cuarto de siglo "a pesar de las mejoras en los tratamientos y la información que se tiene sobre la enfermedad".

Atajar las transmisiones efectuadas durante el chemsex y lograr que los usuarios de esta práctica "salgan de este mundo" es de esta forma una prioridad del centro hospitalario, pues en la actualidad, lamenta el doctor, "es como si se sacara agua del barco, pero hay un agujero por el que sigue entrando".

El citado programa identifica a los usuarios de chemsex por diferentes vías. Una vez detectadas, estas personas se derivan a la Unidad de VIH del hospital para que se les hagan las pruebas correspondientes.

Entrada principal del Hospital Clínic

FUERTES PAROS RESPIRATORIOS

Algunas de estas vías de entrada son personas que acuden a urgencias con fuertes paros respiratorios -que pueden derivar del consumo del estupefaciente GHB-, ingresadas por cirugías en la zona anorrectal o del entorno de enfermos atendidos por ONG para personas con VIH.

Aun no presentando síntomas de ser portadoras de virus, indica Mallolas, casi la mitad de estas personas examinadas presentan enfermedades de transmisión sexual (ETS) pero, pese a ello, "cuesta fidelizarlas al programa porque no creen tener problema alguno".

El doctor ha explicado que las drogas de síntesis utilizadas durante las chemsex "alteran la conciencia y provocan una euforia total", pero que sin embargo son "tremendamente adictivas" y su uso puede comportar fácilmente "acabar perdiéndolo todo".

RELACIONES ENTRE HOMBRES

Son "relativamente baratas" y, además de facilitar varios tipos de infecciones como la sífilis o el VIH debido a su uso en las chemsex, generan "problemas psicológicos y psiquiátricos graves".

Las personas que se infectan en las chemsex son mayoritariamente hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres y, aunque mayoritariamente son personas de hasta 40 años, también hay casos de infectados que superan esta edad.

La ONU calcula que en el mundo hay 76 millones de personas infectadas por el VIH y que 35 millones han muerto a causa del sida; en España hay unas 3.000 nuevas infecciones anuales de este tipo, 800 de ellas en Cataluña, según el Clínic.

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