Bodega Luis o Bodega Lluis. ¿Qué más da? El idioma se queda en la puerta cuando habla el patrimonio, la cultura y la comunicación, la que se establece a través de un bidón o de una mesa de madera en un local de siempre. También la que emerge de las botas de vino expuestas, de las centenares de botellas, de las anchoas limpias que pueblan cada mesa. Estamos en una de esas bodegas que no deben morir, por nuestra salud como sociedad. “De momento, no os quejamos. Ha sido un mal año pero tenemos a nuestro público”, explica Xavier García, la tercera generación al frente de este negocio del Congrés que empezó en 1955 como tienda de vino, licor a granel y venta de hielo a domicilio.
Así, durante años, también apodado "Cal mai tanquis" por su horario continuado, Bodega Luis ha sido la tienda, el bar del barrio. Ha visto crecer a ese límite entre Sant Andreu y el Guinardó que es el paseo Maragall con eslogan -"Si quieres ser feliz, ven a Bodega Luis"- y dos líneas de trabajo.
A saber: la primigenia, la de venta de vinos, la de las 12 botas riojanas de roble de 225 litros a las que aún ahora acuden “gente mayor en su mayoría” (¡hipster, despierta!) no nos interesa tanto. Apostamos por la segunda, la de bodega, la del vermut. Garcia ha trabajado en el sector del vino en el Penedés y ha mamado oficio de padres y abuelos. Algo sabrá.
Ahora atiende fines de semana, festivos y laborables dispersos con una propuesta de chipirones, calamares, langostinos, boquerones, caballa, olivas rellenas, gambas saladas o banderillas. La lata y el encurtido te saludan. Sobre todo, las anchoas, del Cantábrico, “bien limpias”, de los mejores de la ciudad comentan muchos expertos.
Anchoa, encurtido y maridaje, claro. Entre tanto vino, las botellas y los porrones tienen salida aunque aquí manda el vermut. El de la casa es de Reus, elaborado ex profeso y acabado sobre vaso con twist de naranja. Garcia te puede dar una master class al pedirlo. Es enólogo y ha estado durante años relacionado con el mundo del vino. Es la guinda, o lo que da sentido a una propuesta como tal. En catalán, castellano o inglés que seguro chapurrea el propietario. El idioma es lo de menos cuando habla la esencia y la cultura. Larga vida a las bodegas. Salud.