La voz de Bronik suena a sonrisa y a verano en la playa. “Los cuerpos femeninos”, dice. “Me gustan las formas al natural, libres, con curvas”, añade en tono suave como una ola del Mediterráneo. Bronik –nombre artístico de Verónica– es un grafitera autodidacta original de Lima (Perú). Desde hace siete años vive en Barcelona, cuyas paredes, poco a poco, se han ido convirtiendo en su particular lienzo. “Los vecinos ya me conocen y me piden encargos”, explica en una conversación con Metrópoli Abierta.
Los murales con sus características “mujeres azules” rezuman una intensidad que habla por sí sola. Una fémina versión posmoderna de la Venus de Sandro Botticelli se cubre el pubis con una papaya tropical. Otra –tatuada y seria– hace el puente con la espalda arqueada. Una niña pequeña se abraza a un pájaro como si no quisiera irse nunca… O al revés: como si estuviera esperando a que alzara vuelo para huir lejos. Más allá, una joven posa con varias máscaras a su alrededor pero con una sola cara, la única y verdadera.
LA PACHAMAMA: FEMINIDAD Y RAÍCES
Las figuras azules de Bronik rinden homenaje a la feminidad y a las raíces. Su arte está presente en Gràcia, en el Raval o en su zona, el Born. Pero también ha traspasado fronteras con acciones en Medellín, Los Ángeles, Túnez, Lisboa, o en su misma ciudad natal, Lima. Las mujeres que plasma son sensibles y fuertes a la vez, y –como denominador común– tienen la piel del mismo color: azul. “Me gustaría reivindicar que el color de la piel no importa, que no es relevante”, detalla.
Sin embargo, su objetivo no se centra solo en embellecer las paredes, sino también en descontextualizar el arte y acercarlo a todos los públicos. “La gente frena, observa y, a quien le gusta, nunca lo olvida”, relata. Así, con sus obras, trata de aportar “algo alegre” al desorden de la ciudad y ensalzar la naturaleza. “Parece que se ha perdido esa conexión”, lamenta haciendo alusión a la pachamama.
EL 'BOOM' DEL ARTE URBANO
El arte urbano ha ido cogiendo fuerza en los últimos años y el talento se palpa en las calles. En pleno boom de la ilustración, los retratos se convierten en un (colorido) recurso que sobresale en las paredes de la ciudad. Y desde que artistas urbanos como TVBoy, Alice Pasquini o AXE Colours han dado visibilidad al mundillo, los grafitis se han extendido libremente al margen de la ilegalidad. “Siempre pido autorización para realizar los murales”, aclara Bronik.
NUEVOS FORMATOS PARA TODOS LOS PÚBLICOS
El éxito de sus murales –asegura que, en parte, gracias a las redes sociales– se ha multiplicado con la inclusión de nuevos formatos. Cuadros y Tote Bags con sus creaciones viajan ya a otras partes del mundo. Ella también lo hace. “Voy una vez al año a Perú para no perder las raíces”, revela con orgullo. “Me gusta estar conectada a este pasado”, se expresa sincera. Desde hace un tiempo, además, ha empezado a crear cuadros reciclados con materiales que encuentra en las calles de Barcelona.
Tras surfear en la ola del hip hop desde bien pequeña –con carácter y desparpajo– ahora puede afirmar que vive del arte urbano. “Dejé mi trabajo de camarera hace dos años para poder volcarme al máximo en lo que me gusta y así participar en festivales”, comenta risueña. “Al final, invertir tiempo da sus frutos”, zanja. Bronik seguirá en Barcelona, "cerca del mar" pintando murales pese a que algunos los dañen y otros se los lleve la brisa. Y, respecto al significado de sus creaciones, lo tiene claro: como en la poesía, “que cada uno saque sus propias conclusiones”.