El parque de la Ciutadella es conocido como uno de los pulmones y entornos verdes más importantes de la ciudad de Barcelona. Además, especialmente en los últimos años, también se ha convertido en uno de los lugares de reunión preferidos para todos los amantes de la naturaleza de la Ciudad Condal. En su interior, además de disfrutar de la fauna y de la flora que atesora este preciado rincón de la ciudad, existen multitud de elementos que acaparan toda la atención.

Uno de ellos es Júlia, un mamut que se encuentra en el interior del recinto y que es objeto de múltiples fotografías y encuentros de manera diaria. Sin embargo, la realidad es que esconde una curiosa historia detrás. Y es que Júlia iba a ser el primero de los muchos animales que iban a asumir el protagonismo de este recinto.

LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1888

Una vez finalizada la Exposición Universal de Barcelona del año 1888, el geólogo Nobert Font i Saqué decidió emprender un nuevo proyecto cultural en el que pretendía decorar todo el interior del parque con figuras a escala real de animales que habían existido en la zona años atrás pero que, con el paso del tiempo, habían quedado extinguidos. Para empezar el proyecto, el geólogo decidió que Júlia era una de las especies que más importancia había tenido, por lo que debía ser uno de los primeros en aparecer, como finalmente acabó siendo. Fue en el año 1906 cuando la ciudad de Barcelona pudo comenzar a disfrutar del animal que finalmente acabó posicionado como una de las señas de identidad del parque.

Este proyecto cobra aún más sentido si se tiene en cuenta que Nobert Font i Saqué fue uno de los primeros científicos que introdujo en España la ciencia de la espeleología, además de ser miembro de la Junta de Ciencias Naturales de Barcelona. Sin embargo, cuatro años más tarde de la instalación del primer animal, en el año 1910 se paralizó el proyecto para siempre, a consecuencia de su muerte. 

UNA EXPOSICIÓN QUE CONTINÚA EN EL MUSEO DE GEOLOGÍA

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