El monasterio de Pedralbes es uno de los grandes atractivos que se encuentran en la zona alta de la ciudad de Barcelona. Fundado por la reina Elisenda en el año 1327 conjuntamente con su marido, continúa en la actualidad posicionado como una de las referencias del estilo gótico de la ciudad. Además de la iglesia, uno de los aspectos que destaca en su construcción es el claustro de tres plantas que ofrece en su interior.
Inicialmente, en el momento de su fundación, el monasterio de Pedralbes estaba situado a las afueras de las murallas de Barcelona. Pese a ello, al principio estaba protegido por la seguridad de la propia ciudad, a través del Consell del Cent, el órgano encargado de la protección de Barcelona en ese momento. Sin embargo, con la victoria de Felipe V en la Guerra de la Sucesión española, terminó perdiendo la protección que le proporcionaba la capital catalana. Algo que perduró hasta la llegada del movimiento de la Renaixença, que buscaba preservar de nuevo la herencia cultural de Barcelona. Y volvió a estar a cobijo de la seguridad catalana.
UNA VISITA AL MONASTERIO
Al contrario de lo que ocurre con otros monasterios que se encuentran en España, el de Pedralbes está abierto al público para conocer su interior, tanto en visitas guiadas como de manera autónoma. Pese a que la vertiente arquitectónica es uno de sus principales atractivos, la realidad es que el interior del espacio guarda uno de los principales reclamos a nivel cultural, como la tumba de la reina Elisenda.
Se pueden consultar los horarios de apertura en la propia página que la organización tiene habilitada. Además, en determinados días del año cuenta con visitas gratuitas que permiten conocer su interior. De manera general, la entrada tiene un coste de cinco euros.
UN TOTAL DE 10 ESPACIOS
Además de la propia iglesia y el claustro, existen un total de ocho espacios más en los que se articula la visita. Entre ellos destacan la capilla de San Miguel, los dormitorios, el refectorio o las procuras. Sin embargo, es la abadía uno de los lugares más característicos de su interior, gracias al buen trabajo de conservación que se ha realizado, respetando al máximo la decoración de principios de siglo con la que se construyó.