La sección 11 de la Audiencia de Barcelona ha condenado a una clínica privada a indemnizar con 121.313 euros a una mujer a la que se infectó con el virus de la Hepatitis C. Según recoge la sentencia, el virus lo cogió tras ser operada en un quirófano donde antes se había intervenido a una persona con esta enfermedad.
La paciente, de 57 años, acudió en 2010 a operarse en el centro I.U.D. de Barcelona por un tumor en un dedo de la mano. Allí se contagió de esta infección al usarse el mismo frasco de suero, la misma jeringuilla o una deficiente desinfección del material quirúrgico o anestésico que en el paciente anterior, que tenía hepatitis crónica.
LA ALARMA SALTÓ PRONTO
La abogada Matilde Barrabés ha explicado que dos semanas después de la intervención la mujer inició un cuadro de malestar general, con mareos, astenia, coluria y piel amarilla. Fue entonces cuando acudió al médico y se le detectó que tenía presencia de anticuerpos contra el virus de la hepatitis, según ha informado la asociación el Defensor del Paciente, que ha hecho público el caso.
La Subdirección General de Evaluación e Inspección de Asistencia Sanitaria de Catalunya (Sgaias) y la Agència de Salut Pública de Barcelona (Aspb) estudiaron el caso y detectaron que el paciente intervenido anteriormente era un enfermo crónico de Hepatitis C. Y, además, en ambas intervenciones coincidía el cirujano, la enfermera y el tipo de anestesia, así como material compartido.
A MAPFRE LE SALE A PAGAR
La sentencia de la Audiencia, emitida en mayo de este año, revoca parcialmente una decisión de 2016 de un Juzgado de Primera Instancia número 6 de Barcelona, en relación a la cuantía de la indemnización. También condena a la aseguradora de la clínica, Mapfre, a indemnizar a la paciente con 60.000 euros por el contagio y con otros 61.313 en relación a los intereses de la Ley de Contratos de Seguros (LCS).
Según informa Europa Press, el juzgado vio en 2016 "falta de pericia" en el centro médico, y recoge que la paciente tuvo que seguir tratamiento antiviral durante un año. Además, durante el resto de su vida deberá someterse a controles periódicos, al padecer hepatitis crónica. También indica que la paciente ha sufrido "un daño desproporcionado que no guarda proporción alguna con la enfermedad que la llevó a acudir al centro".