Las floristerías más 'millennial' de Barcelona

Un ramo de flores es un clásico, un regalo que suele mantenerse en el tiempo. En función del tipo de flor, de su color, o de la propia composición del ramo, este intenta transmitir diferentes sensaciones al agasajado: alegría, pasión, esperanza...o al menos eso es lo que, desde las floristerías, intentan hacernos ver antes de regalar.

En las calles de Barcelona encontramos diferentes locales que destacan por distintos motivos, pero que comparten una pasión. Estas son algunas de las floristerías más especiales de la Ciudad Condal.

MARIA PONSÀ FLORS

En el número 124 de Rambla Cataluña se encuentra María Ponsà Flors. Una floristería familiar que lleva una gran cantidad de décadas asentada en Barcelona. En su pequeño espacio se asientan multitud de tipos de flores y diferentes soluciones para regalar capaces de sorprender a cualquiera. 

Esta floristería cuenta con una gran tradición en lo relacionado con el negocio de la jardinería. María Ponsà es la última generación de una familia que comenzó en el oficio trabajando los jardines de Alfonso XII y Alfonso XIII. Maria Ponsà es millennial por su estética. Su entrada está recubierta de flores y plantas que forman un falso techo que enamora a cualquiera. 

TIËSTO

En la zona alta de la ciudad, en el número 435 de la calle Balmes, se encuentra la floristería Tiësto. Un espacio singular, con una decoración propia del estilo industrial que representa, en el que las flores centran toda la atención. Mesas de madera, suelos de mármol y paredes en tonos claros que facilitan que las flores se conviertan en las protagonistas del espacio.

Además de por la gran variedad que ofrecen, Tiësto es conocido por la importancia que tiene la presentación de su producto. Con todo tipo de flores ubicadas estratégicamente a lo largo de todo el espacio, proporcionando una atmósfera única y repleta de encanto. 

FLORSTER

Florster es una de las floristerías más originales que se pueden encontrar en la ciudad de Barcelona, especialmente por el innovador y divertido proceso que realizan en el momento de llevar a cabo una entrega a domicilio. 

Todos los ramos se reparten bicicleta, con ciclistas que graban todo el recorrido en una cámara digital y que, a posteriori, regalan los momentos más divertidos del trayecto a la persona a la que entregan las flores. Dependiendo del día, sus ciclistas, ¡incluso se disfrazan para realizar la entrega!