Un callejón estrecho para toda la gente que entra. Desde jubilados hasta familias enteras con niños. En el comedor social Canpedró, situado en el distrito de Sants-Montjuïc de Barcelona, siempre hay espacio para una persona más. Un edificio aparentemente convencional, que se camufla con el resto de la vía, pero que en su interior alberga cantidades de historias, experiencias y, sobre todo, necesidad.
Tiene capacidad para 40 personas, pero a la hora de comer recibe el doble. Gente sin recursos, trabajadores desempleados, familias enteras con pocos ingresos… en Canpedró cada persona escribe su biografía, no hay comparaciones ni resentimientos; la gente va allí con una finalidad y se va tras alimentarse, asearse y demás, ya que no solo proporcionan comida, sino que los usuarios también tienen la opción de ducharse y plancharse la ropa.
El albergue tiene la finalidad de que los usuarios se sientan como en casa. Y eso resulta fácil visitando la vivienda en la que se encuentra el centro. La distribución, los colores vivos en todas partes y la gente que, voluntariamente, se aproxima hasta el lugar. “Nuestro espacio es muy acogedor”, dice Teresa Villoro, directora de la fundación Canpedró. “Queremos que las personas se sientan como en casa. Aquí recibimos tanto a personal en situación de vulnerabilidad como a familias con niños”.
MÚLTIPLES COLABORADORES
Son varias las empresas que colaboran con el comedor social que diariamente o prácticamente todos los días de la semana se acercan hasta el número 13 de la calle Sant Crist de la zona de Sants y aportan su grano de arena. Desde pan de molde hasta cajas llenas de naranjas, en la fundación están las puertas abiertas para todo aquél que quiera ayudar.
En su 25º aniversario que ha cumplido este mes de diciembre, el comedor social ya conoce a la gente que acude asiduamente, pero también a los que se van. Y es que de lunes a viernes repartidores de diferentes supermercados Mercadona, una de las empresas que colaboran diariamente con Canpedró, se aproximan hasta este lugar para donar alimentos no aptos para la venta, pero sí para el consumo : desde un paquete de ocho yogures con uno abollado –aunque el resto estén en perfectas condiciones– hasta un paquete de manzanas listas para consumir pero que cuenta con una de las piezas de fruta ligeramente dañada.
VISITAS DIARIAS
Uno de los visitantes “intermitente” es Jesús, al que todos llaman “Xexu”. El profesional, empleado de Mercadona, visita diariamente Canpedró con el objetivo de ofrecer los productos que en la tienda no logran liquidar. Con la furgoneta climatizada del supermercado para que no se estropeen los alimentos, el trabajador llega puntual al lugar para descargar la mercancía.
Tras las puertas del comedor, los usuarios esperan los productos frescos y de calidad para prepararse en la cocina y, posteriormente, servir en las comidas. Aguacates, salmón, hamburguesas o mandarinas… Cada día los alimentos son diferentes y los usuarios de la fundación pueden contar con una dieta variada y de óptimas condiciones.
Como Jesús hay muchos más profesionales que día sí día también se desplazan por los distritos de Barcelona para ayudar al máximo a los más necesitados. En Sants hay hasta tres supermercados Mercadona que proporcionan los productos al albergue de Canpedró. En otras zonas de la ciudad hay otras personas que, como allí, esperan a una persona como “Xexu” para que les facilite un poco más el día a día.
MÁS ALLÁ DE LA ALIMENTACIÓN
En el centro de Sants, las personas que lo necesitan también pueden ducharse y lavar su ropa. “Individualizamos las necesidades de las personas, que no solo tienen hambre. La vulnerabilidad y la exclusión social hacen latentes muchas necesidades que queremos cubrir. Hay personas que no disponen ni luz ni agua. Por eso tenemos baños asistidos, servicio de lavandería y todo un espacio para el comedor donde los usuarios pueden volver a crecer como personas, a tener su identidad, a ser visibles ante todos”, explica Teresa.
Más allá de los productos frescos como la carne, el pescado, la verdura y las hortalizas, en el comedor social también reciben otra clase de paquetes. Desde jabón de cuerpo hasta cajas de compresas, todos ellos proporcionados por Mercadona.
PRODUCTOS DE PRIMERA NECESIDAD
Las bandejas de “Bosque Verde”, por ejemplo, son recibidas con los brazos abiertos por parte de todos los usuarios de Canpedró. Y es que pastillas para lavar la ropa, papel higiénico y pasta de dientes son necesidades básicas para todos y, a su vez, de gran reclamo. Por este motivo el centro barcelonés considera básico el servicio de lavandería y de higiene.
La directora de la fundación nos narra el proceso: “Las personas que lo necesitan traen su ropa, se la lavamos y la planchamos y se la devolvemos gracias a los productos que nos traen desde Mercadona. Nosotros pensamos que para evitar la exclusión social es importante la autoestima. Por eso le damos mucho valor al cuidado de la imagen”, sentencia.