Cada 31 de diciembre la Cursa dels Nassos toma Barcelona. Un recorrido de 10 kilómetros que cada año atrae a un mayor número de participantes que quieren realizar esta distancia en el menor tiempo posible. Todo ello mientras disfrutan de la belleza de las calles de la ciudad el último día del año. 

La primera edición de la prueba fue en el 1999, bautizada como la San Silvestre Barcelonesa. No obstante, fue en el 2005 cuando la organización decidió cambiar el nombre de la misma y convertirla en lo que es actualmente: la Cursa dels Nassos.

RINDIENDO HOMENAJE A LA CULTURA POPULAR BARCELONESA

Como es costumbre en multitud de ciudades de España, la Cursa dels Nassos obedece a la tradición de disputar una competición deportiva el último día del año. Fue organizada por primera vez por Domingo López, director técnico del Club Natació Montjuïc. En la edición inaugural participaron 1710 atletas. Aunque desde entonces son más los deportistas que se presentan a esta prueba de resistencia. 

Como hemos visto anteriormente, en el 2005 adoptó el nombre con el que se le conoce actualmente, rindiendo homenaje a un popular personaje mitológico de la cultura catalana, caracterizado por su nariz. Desde ese año, el Ayuntamiento de Barcelona se ha encargado de organizar la prueba. Actualmente, se estima que el número de inscripciones ronda las 10.000, situándose como la segunda carrera más multitudinaria de España, únicamente por detrás de la San Silvestre Vallecana, una de las pruebas más míticas del panorama nacional.

POBLENOU, PUNTO DE LLEGADA Y DE PARTIDA

Poblenou es el barrio que actúa como punto de partida y meta de esta prestigiosa competición, que dará comienzo a las 17:30 horas. La organización se preocupa, año tras año, de convertir este evento deportivo en un auténtico espectáculo con fuegos artificiales y espectáculos de luz y color. 

Por su carácter popular, cualquier persona se puede inscribir para recorrerla, independientemente de si son deportistas federados o no. Es más, son muchos los participantes que deciden completar su recorrido con disfraces navideños, como también manda la tradición.

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