Alma es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. Y a partir de las historias de ”la Caixa”. El proyecto es un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo. Por eso Alma es la red social social. 

Tras más de mil conciertos multitudinarios, medio millón de discos vendidos y varios programas de televisión de éxito a sus espaldas, descubrimos que todavía es posible dejar a Antonio Orozco sin palabras. Es tan fácil —¡o difícil!— como convertirlo en espectador de un momento mágico creado por el investigador Zacharias Vamvakousis con el apoyo del programa Art for Change ”la Caixa”.

Yo siempre he sido mucho de escribir y muy poco de decir. Por eso, desde los 15 años, la música ha sido mi vía de comunicación, lo que me ha servido para decir todo lo que no era capaz de verbalizar. Puedo prometer que nunca soñé con escenarios llenos ni con gente cantando mis canciones; simplemente componía para expresarme mientras trabajaba como programador informático. Entiendo que todas las personas necesitan ventanas para la expresión, sobre todo aquellas más vulnerables, y la música es la ventana más hermosa que existe, porque tiene la increíble capacidad de descongelar corazones.

En La voz kids pasa una cosa maravillosa: cuando viene una persona con una discapacidad, como el jurado estamos de espaldas, no existe el prejuicio. Y ves que realmente no hay ninguna limitación en su expresión. ¡Es perfecta! Las limitaciones las ponemos nosotros con nuestras ideas preconcebidas. Hace poco estuve trabajando con unos muchachos con problemas de visión capaces de crear unos panoramas musicales que yo jamás habría sido capaz de ver. Una cosa abrumadora…

Hablando de niños, creo que no hay palabras para describir a Joel —un niño de 10 años con parálisis cerebral y graves problemas de movilidad— tocando “Every breath you take” de The Police con el simple movimiento de sus ojos. Puede hacerlo gracias al software The EyeHarp, creado por el investigador y músico Zacharias Vamvakousis con el apoyo de MUSA y del programa Art for Change ”la Caixa”. ¡Qué belleza en su mirada! Qué maravilla que alguien con parálisis cerebral pueda contar con ese elemento de expresión tan concreto y real, que salva tantas lagunas.

Porque si algo hay que tener claro es que todas las personas deben poder acceder a la música o al arte. No es una cuestión que haya que discutir. ¡Tiene que ser así! Y creo que gracias a personas como Zacharias Vamvakousis, el inventor del EyeHarp, estamos más cerca de que eso se normalice. Yo me tengo que quitar el sombrero ante alguien que un día pensó que, solo a través de la mirada, una persona podría interpretar partituras. Llámale loco: para mí es un héroe que ha cambiado la vida de muchas personas para siempre. Porque una vida con arte es una vida sin frío.

Tenemos que aprovechar las nuevas tecnologías para sacarle punta a la felicidad. Por eso, que Art for Change ”la Caixa” haya contribuido a convertir The Eyeharp en un proyecto viable me parece esencial. Es un ejemplo de lo importante que puede llegar a ser la responsabilidad social de una gran compañía, aunque para poderlo aplicar a todos los niveles de la sociedad también haría falta compromiso político.

Creo que todas las personas, con o sin discapacidad, pueden aportarnos algo. Mi gran amigo Gonzalo, que seguramente participará en los próximos Juegos Paralímpicos de Tokio, es un gran ejemplo para mí. De él solo aprendo cosas maravillosas. Porque no permite que nadie ponga límites a su vida ni a sus proyectos ni a su carrera ni a su sonrisa. Le admiro por su forma de afrontar la vida. Y, al mismo tiempo, conozco a mucha gente que técnicamente tiene muchas capacidades de la que no he aprendido nada.

A lo largo de mi carrera he visto muy claramente la función social del arte y la importancia que este tiene para las personas con capacidades diferentes, y eso es lo que ha hecho que, desde que empecé con la música, me comprometa con muchas causas siempre con el fin de mejorar la sociedad. Y por supuesto seguiré haciéndolo mientras el cuerpo aguante. Porque solo si ayudamos a los demás nos ayudamos a nosotros mismos.

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