La calle del Bisbe atraviesa el corazón del barrio Gòtic, desde la plaça de Sant Jaume hasta la plaça Nova. Se trata de una estrecha vía peatonal que ha conocidos diversos nombres (Diputación, Audiencia Real), hasta que en 1826 recibió la denominación que aún conserva por hallarse en esta calle la residencia del obispo de Barcelona.

Se cuenta que, en 1640, entró por esta calle una columna de segadores procedentes de la parroquia de Sant Andreu de Palomar portando una imagen del Santo Cristo al Palacio del Obispo para que recibiese la bendición. Era el inicio de la Guerra dels Segadors.  

Detalle del puente de estilo gótico en el Carrer del Bisbe / PABLO MIRANZO



Una de las señas de identidad es el llamado Pont del Bisbe, que pese a su recreado estilo gótico fue construida en 1928. Además de unir el Palacio de la Generalitat y la Casa dels Canonges, otra de las particularidades que exhibe este puente con decoraciones flamígeras es una misteriosa calavera atravesada por una daga que adorna sus bajos.   

Detalle de la calavera en el Pont del Bisbe / PABLO MIRANZO      



Cuando se transita por el carrer del Bisbe una de las esculturas que se pueden contemplar es la que rinde tributo a Manuel Irurita. De ascendencia navarra ejerció su cargo episcopal en Barcelona hasta que, en 1936 con el estallido de la Guerra Civil, fue detenido y posteriormente fusilado por una patrulla anarquista; aunque Hilari Raguer aseguró que había sido un montaje y que sobrevivió unos años más.

Detalle en el Carrer del Bisbe / PABLO MIRANZO



En uno de los extremos de la calle, junto a la Catedral y la torre de la muralla, encontramos la Casa Ardiaca que desde 1921 es la sede del Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona. En el centro de su bello patio se halla una fuente donde el día del Corpus Christi se celebra el curioso Ou com balla.                

Una mujer camina por el Carrer del Bisbe / PABLO MIRANZO



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