Siempre ha estado a la sombra de paseos como paseo de Gràcia o la Rambla, y sin embargo, es innegable que la Rambla de Catalunya desprende un encanto especial y señorial, además de sentido del humor y cierta ironía... con mucho arte. Basta con fijarse en las dos estatuas de animales humanizados que delimitan este magnífico paseo. Al principio, junto a la Gran Via, tenemos al Toro pensador y en la avenida Diagonal nos sorprende la Jirafa coqueta. Ambas estatuas son de Josep Granyer y están inspiradas en obras maestras como el pensador de Rodin y Paulina Bonaparte de Antonio Cánova, respectivamente.

Y ahí donde las veis, son dos estatuas salvadoras: un héroe y una heroína. En 1970, el Ayuntamiento de Barcelona estaba a punto de aprobar un proyecto urbanístico que convertiría la Rambla de Catalunya en una arteria de circulación. Y entonces, entró en acción la asociación Amics de la Rambla de Catalunya para impedir que el proyecto se hiciera realidad, recurrieron al arte y contraatacaron con una propuesta artística que consistía en la creación de un paseo de diez esculturas de Josep Granyer cuya seña de identidad era crear animales en actitudes humanas desde una perspectiva satírica.

Estatua del Toro pensador, en Rambla de Catalunya / INMA SANTOS



LAS ESQUINAS DE LA RAMBLA DE CATALUNYA

La estrategia salió bien y este segundo proyecto fue aceptado, aunque no se llevó a cabo en su totalidad: de las diez estatuas que debían decorar cada una de las esquinas de la Rambla de Catalunya, solo se hicieron la primera y la última. Así fue como Granyer dio forma al Toro pensador y a la Jirafa coqueta. ¿En qué piensa él? ¿Para quién posa ella?

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