'Una habitación donde siempre llueve’ en la Barceloneta

La plaza del Mar es una enorme explanada frente a la playa de Sant Sebastià que guarda a buen recaudo alguna que otra sorpresa. Bajando por el paseo de Joan de Borbó, a lo lejos, en mitad de la plaza destaca un pequeño punto verde que va creciendo en tamaño a medida que uno se acerca, hasta convertirse en una minúscula isleta formada por tres enormes árboles.

Oculta bajo sus ramas, aprovechando la sombra, posiblemente una de las pocas que hay en este punto, se encuentra una enorme jaula en cuyo interior están encerradas cinco figuras humanas de bronce. Todas llevan los ojos vendados y, en lugar de piernas, tienen una base esférica, como esos muñecos tentetiesos que al empujarlos suavemente se balancean, solo que estos se mantienen firmes e hieráticos y ni siquiera parece que hagan piña, sino más bien que están enfadados entre ellos.

LOS JUEGOS OLÍMPICOS

Una habitació on sempre plou, ese es título de este conjunto escultórico que forma parte de un proyecto promovido por el Ayuntamiento de Barcelona con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992 con la intención de montar una exposición permanente de esculturas al aire libre en los barrios de la Ribera y la Barceloneta.

El autor de esta obra es Juan Muñoz, uno de los nombres de la escultura contemporánea que expuso sus trabajos en las principales sales del mundo, como la Tate Gallery de Londres. Dicen los entendidos que su obra se caracteriza por “un aspecto narrativo donde la pieza tiene una relación directa con el lugar que ocupa”. Una explicación que a los que no somos grandes entendidos en arte no nos da muchas pistas sobre el significado de esta obra: ¿por qué tienen los ojos vendados? ¿por qué tienen esferas por piernas? ¿por qué parece que no hay buen rollo entre las figuras? ¿por qué unos protagonistas tan hieráticos? ¿Qué hacen? Ni tampoco aclara mucho sobre el porqué de su título.

OBRA INACABADA

Ah, vale, aquí va un dato que arroja un poquito de luz. La obra está inacabada: Muñoz tenía previsto instalar un sistema de riego permanente que simulara esa lluvia eterna que da a entender en el título, pero varios motivos complicaron la instalación y no se llegó a poner en marcha. Suerte que al menos sus cinco figuras tienen la sombra de esos tres árboles que, totalmente integrados, forman parte de la instalación.

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