El barco centenario de la Catedral del Mar

¡Barco a la vista! Sí, he dicho “barco”. Ahí justo ahí, en la plaza de Santa Maria, número 4, navega sin desplegar las velas, con sus dos enormes mástiles desnudos a la vista, en perpendicular a la fachada.

Es un curioso vestigio que recuerda un tiempo lejano en que la vida comercial del Born y la Ribera giraba en torno a la Basílica de Santa María del Mar, cuando en las callejuelas de alrededor se amontonaban pequeñas tiendas y colmados, y el Fossar de les Moreres parecía más un zoco que el solemne monumento histórico que es hoy.

En aquel entonces, allá por 1920, había en la plaza dos sastrerías de mucho renombre, La Lluna y El Barco, donde se confeccionaban trajes a medida en tan solo seis horas y cuya especialidad era la ropa de mecánico y de sport. Pero el siglo XX se fue y se llevó con él, entre otras muchas cosas, estos dos comercios.

EL EMBLEMA DE EL BARCO SIGUE ALLÍ

La Lluna y El Barco naufragaron en un mar de turistas que conquistaron poco a poco el centro de la ciudad. En el caso de El Barco, las telas, los trajes y los maniquíes dieron paso a las mesas y las sillas, los cubiertos, las vajillas y los fogones de uno de los restaurantes que compiten en la plaza por los comensales, en su mayoría, de paso por la ciudad.

Pero algo de aquel emblemático local resistió: el pequeño barco metálico, pintado de blanco y verde, que sirvió de reclamo publicitario de la tienda. El mismo que lleva casi un siglo navegando, en una interminable travesía a ninguna parte, bajo la protección de Santa María del Mar.

--

Descubre más curiosidades y rincones de Barcelona en la cuenta de Instagram @inmasantosherrera [link directo]