El 8 de marzo de 2006, continuando con la voluntad municipal de reivindicar la visibilidad de las mujeres en el nomenclátor municipal, el Ayuntamiento de Barcelona le otorgó oficialmente el nombre de Maria Mercè Marçal al interior de manzana ubicado entre las calles Provença, Borrell, Rosselló y Viladomat. Se rendía así homenaje a una de las poetas más reconocidas de la literatura catalana de los últimos tiempos y una de las primeras escritoras en tratar temas como el amor lésbico, el embarazo, la maternidad...
Pero el interior de estos jardines guarda, además, otra sorpresa vinculada a la literatura. En los jardines Maria Mercè Marçal, a los que se accede por la calle Provença 93-97, se encontraba en el pasado la editorial Sopena, responsable de colecciones bibliográficas que marcaron toda una época.
Fundada en 1894 en Vilanova i la Geltrú y clausurada definitivamente por quiebra en 2004, de ella hoy solo queda su recuerdo y... un curioso mural (foto) elaborado por el artista Jordi Gispert a partir de algunas de las piezas de su desaparecida y emblemática fachada recuperadas de la piqueta: unas baldosas de cerámica donde se lee “Editorial Ramon Sopena”, relieves de rostros en piedra, piezas de decoración como columnas y jarrones... Un mural Sopena para la posteridad.
IMPRENTA Y EDITORIAL
En 1894 Ramon Sopena fundó una imprenta en la capital del Garraf. Cinco años después se convirtió también en editorial y trasladó su sede a la calle Gravina de Barcelona. En 1900 cambió de nuevo de ubicación para instalarse en la calle Valencia, desde donde inició su expansión, abriendo delegaciones en el resto de España y América Latina.
No fue hasta 1906 cuando Sopena volvió a abrir sus puertas en la que sería su sede histórica estable, en la calle de Provença. Allí fue ocupando edificios adyacentes poco a poco hasta que, en 1926, se decidió unificarlos en una sola y emblemática fachada modernista proyectada por el arquitecto Melcior Viñals. La fachada se convirtió en un icono del barrio durante 70 años, hasta que en 1996 fue derribada porque, según el consistorio, carecía de interés suficiente para conservarla.
Para entonces, ya hacía seis años que la editorial había cesado su actividad y había vendido su sede a una inmobiliaria, que la sustituyó por el actual edificio de viviendas. Actualmente, el interior de manzana acoge una zona infantil que hace las delicias de los más pequeños, que juegan bajo la atenta mirada de los vestigios de Sopena y al albur de la inspiración poética de Maria Mercè Marçal.
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