La primera ola de la pandemia de coronavirus resultó ser la más dura de los casi dos años que han pasado desde su inicio. El desconocimiento sobre el Covid-19, la falta de medidas adecuadas y preparación para frenar la incidencia y la inexistencia de las vacunas formaron un fatídico cóctel que a día de hoy ya ha dejado miles de muertos a nivel autonómico y nacional.
Las residencias vivieron la situación con especial crudeza. Los numerosos brotes en centros destinados a la tercera edad se tradujeron en constantes fallecimientos entre los ancianos, a lo que se sumó, para mayor caos, una escasez de personal derivada de los contagios en las instalaciones para mayor. Al mismo tiempo, las consecuencias económicas de la pandemia generaron un colapso en los Servicios Sociales.
Jordi Cerezuela, presidente del Consell Social de l'Observatori de la Discapacitat Física y excoordinador de clínicas de mutuas laborales reconvertidas en residencias durante los momentos más duros de la pandemia, explica a Metrópoli cómo se vivió ese momento y aborda el futuro de los geriátricos y los Servicios Sociales de Barcelona.
PEOR MOMENTO
Si hay algo sobre lo que Cerezuela no tiene ninguna duda, es que durante la primera ola del coronavirus las residencias vivieron "el momento más complicado" por el que han pasado nunca. En este sentido, recuerda que "la rápida pérdida de profesionales" se sumó al "desconocimiento de la pandemia", y la "falta de recursos sanitarios", por lo que los geriátricos "no supieron discernir quien podía tener covid y quien no".
En algunos centros privados, como fue el caso de centros pertenecientes a DomusVi, llegaron a denunciarse públicamente negligencias que no hacían más que agravar la problemática existente. Pese a ello, Cerezuela cree que todas las residencias barcelonesas y catalanas realizaron una "gestión eficiente" de la situación en la que solo hubo "situaciones puntuales mal gestionadas".
Por eso, pide "no estigmatizar el colectivo de residencias privadas", y recuerda la gestión realizada para afrontar momentos de extrema dificultad: "Residencias de Barcelona perdieron su titularidad, abrimos hoteles para abuelos y una residencia nueva en el Paral·lel. En Barcelona había más de 240 residencias que recibían información de un mismo punto, y se tomaban decisiones en función de esta información cada día. Las situaciones cambiaban en menos de 24 horas".
VARIANTE ÓMICRON
El incremento de infecciones por coronavirus derivado de la variante ómicron ha vuelto a poner en guardia a las residencias. Cerezuela explica que la información actual demuestra que la nueva cepa tiene un "alto nivel de contagio pero por la vacunación se está resistiendo y no tiene la gravedad de anteriores variantes". Al mismo tiempo, incide en que hay un "gran porcentaje de profesionales y personas de la tercera edad vacunados".
Por esta razón, el portavoz del observatorio cree que no provocará la gravedad de la primera ola en los geriátricos, pero sí apunta que puede llevar a una "situación similar" en los "aislamientos".
SERVICIOS SOCIALES
Cerezuela afirma que la crisis derivada de la pandemia provocó una "incapacidad" de los Servicios Sociales de Barcelona para llegar a todo aquel que lo necesitaba. "En marzo de 2020 hubo un impacto prácticamente inmediato en la indigencia. No había mascarillas, gel hidroalcohólico... No podían acceder a los recursos que tenían hasta entonces. Durante la pandemia se incrementó la violencia doméstica, y las personas con discapacidad y dependencia también se vieron muy afectadas", relata.
Respecto a las irregularidades millonarias detectadas en Servicios Sociales, Cerezuela reconoce que "genera mala imagen", pero al mismo tiempo lamenta que "la opinión pública no conozca" las buenas praxis que se realizan por falta de atención mediática. En este sentido, destaca la necesidad de que los Servicios Sociales "tengan mucha transparencia", y remarca que "Barcelona es una de las ciudades que más invierte en sus Servicios Sociales". Además, incide en que para un funcionamiento óptimo de éstos es importante "centrar mucho donde se destinan los recursos" y reforzar la "coordinación de los servicios de salud".
Cerezuela sentencia que, entre los retos de futuro del servicio, cobra especial significado "adelantarse a los casos de pobreza, continuar trabajando coordinadamente con los servicios de salud y trabajar en políticas sociales de vivienda y de ocupación activas".