Barcelona, hipnotizada ante 'El Madrileño': así actuó el 'veneno' de C. Tangana en el Sant Jordi

Hay conciertos y conciertos, pero lo que se vivió ayer en el Palau Sant Jordi podría obligar a la Real Academia de la Lengua a buscar otro nombre. C. Tangana acudió a Barcelona en su día más especial: la diada de Sant Jordi y no defraudó. Conquistó al público barcelonés con un espectáculo inédito hasta ahora en el panorama español. 

En un contexto de sold out absoluto –18.000 personas–, El Madrileño, y toda su troupe, eclipsaron a sus asistentes con una "sobremesa" multitudinaria reconvertida en show extraordinario. Lejos de llevar a cabo una actuación en solitario, Antón Álvarez quiso compartir su arte con el de 30 artistas más sobre el escenario. Grandes de la música como Jorge Drexler, Kiko Veneno, La Húngara, El Niño de Elche, Rita Payés o unos inesperadísimos (y ovacionados) Estopa se unieron al juego de C.Tangana para hacer vibrar al público de una manera única. 

ARTISTA MULTIDISCIPLINAR

El artista arrancó su concierto con una de sus canciones insignia: Still Rapping. Esta elección vaticinó a los asistentes el despliegue multidisciplinar que estaba apunto de suceder. Y así fue: durante todo el concierto se entremezclaron todo tipo de géneros musicales: rap, flamenco, pasodoble, electrónica, bachata, rumba, bolero, rock, trap, etc. En los que Pucho demostró sentirse a gusto y dominar con majestuosidad. 

El show fue in crescendo. C. Tangana calentó motores interpretando Te Venero, con la estrella revelación Rita Payés; Nominao, con el veterano de la música latina Jorge Drexler o Ateo con uno de los rostros más jóvenes de la música flamenca Lucía Fernanda –hija de Antonio Carmona–.

DE UNA SOBREMESA FLAMENCA A UN RAPEO

En el momento en el que el Palau Sant Jordi ya no podía estar más acalorado, el cantante se sentó en su ya consagrada Tiny Desk para marcarse una auténtica sobremesa que rebosaba maestría y buen rollo. Junto a Juan José Carmona Amaya "El Camborio", Víctor Martínez, La Húngara y El Niño de Elche, entre otros, Antón Álvarez cantó algunos clásicos de la música española como Noches de Bohemia o Corazón Partío. Cuando el mismo Puchito comenzó a cantar las primeras estrofas de Tu Calorro, David y Jose Muñoz, integrantes del mítico grupo Estopa, se unieron a él, enloqueciendo por completo al público del Palau. Kiko Veneno también quiso sentarse en la "mesa del arte" de Tangana para interpretar el tema que comparten en su último disco: Los Tontos. 

La gira Sin Cantar ni Afinar era la excusa perfecta para presentar las canciones de su último disco El Madrileño, pero la rebeldía característica de C. Tangana quiso que, tras el despliegue de música española, sonaran bombazos urbanos de su carrera como Yelo, Llorando en la Limo, Baile de la Lluvia, Tranquilisimo o Antes de morirme. 

AMBICIOSA PRODUCCIÓN

Durante el espectáculo el artista se movió por un escenario diseñado al milímetro. Este combinaba una pasarela adentrada en el público y un gran escena de película en la que habían camareros de bar, clientes sentados en mesas, una barra y una orquesta formada por una veintena de instrumentistas. El Madrileño apostó por una producción audiovisual ambiciosa y una grabación extraordinaria que mostraba en tres grandes pantallas un auténtico film en real time de lo que ocurría sobre el escenario. 

Un emocionado Pucho se entregó durante casi dos horas al público barcelonés hasta partirse la camisa y quedarse con su mítica singlete. Hizo que su afición saltara de los asientos para bailar Ingobernable, emocionó a su público con Párteme La Cara, llenó de optimismo el Palau con la ranchera CAMBIA!, sacó su lado más romántico con Muriendo de Envidia, demostró su "ambición desmedida" con Un Veneno, puso los vellos de punta con las primeras notas de Demasiadas Mujeres, empapó de entusiasmo a los asistentes con Tú Me Dejaste De Querer y mostró su versión más vulnerable y sentimental con Nunca Estoy. 

"UNA LUNA LLENA SOBRE MONTJUÏC"

El cantante se entregó en cuerpo y alma a la capital catalana y lo agradeció haciendo mención a "una luna llena sobre Montjuïc, bajo la que descorchó el champán y brindó con todos sus invitados ante el fervor de su público.