El cruce de la avenida de la Font d’en Fargues con Pedrell es un buen lugar para hacer un alto en el camino. Justo en esa esquina, se asoma a la calle un edificio de planta baja y semisótano, totalmente rehabilitado, que no puede disimular su estética clasicista. Actualmente, está ocupado por el Casal Font d’en Fargues, un equipamiento público de proximidad, que tiene el objetivo de ser un referente para la dinamización social y cultural y fomentar la participación ciudadana y asociativa. 

Sus paredes han sido testigo de un siglo de historia del barrio, al que está estrechamente unido. Su origen se remonta a la primera década del siglo XX, cuando empezaron a urbanizarse los barrios de la Font d’en Fargues y la Mulassa. A medida que la zona se fue llenando de casas y de gente, se hizo patente la necesidad de construir un local social que permitiera a los vecinos organizarse para resolver sus problemas y que, además, hiciera las funciones de casino y ateneo. 

Los propietarios del terreno sobre el que se levanta, Mateu Rovira y Concepció Ribó, renunciaron a construir su casa en este solar y lo cedieron a la entonces Asociación de Propietarios e Industriales de Fargas, Mulassa y sus contornos. No fue fácil pero, finalmente, en 1928 se inauguró el edificio, proyectado por el arquitecto Adolf Florensa, también vecino del barrio. El edificio estaba pensado para tener carácter recreativo y cultural (lo llamaron Casino) y contaba con una cooperativa de consumo para abastecer el barrio, que no tenía tiendas. 

EQUIPAMIENTO MUNICIPAL

Desde el principio, se convirtió en local de la asociación. Tenía una sala-café, una sala de espectáculo con escenario y un altillo en forma de herradura con palcos alrededor, donde se podían hacer exposiciones de arte. Tras la guerra civil y un intento fallido de tirar adelante el Casino, en 1952 lo compró la parroquia de Sant Antoni de Pàdua con donaciones de fieles y vecinos como el Casal Familiar Parroquial. Tras años de decadencia, en 2007, el Ayuntamiento adquirió el edificio con la voluntad de ofrecer un equipamiento público para el barrio y dar respuesta a la reivindicación vecinal. Una vez reformado, en 2011, abrió las puertas como Casal de barri.

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