La Segunda Pascua es una festividad poco conocida para muchos barceloneses. No obstante, se trata de un día festivo de libre elección municipal que siempre se celebra en Barcelona. Según la tradición, se celebra el quincuagésimo día después del domingo de Resurrección, es decir, 50 días después.
Así, este 2023 se debería celebrar el próximo lunes, 29 de mayo. No obstante, se celebrará el 5 de junio porque coincide con las elecciones municipales.
ELECCIONES
Desde el Ayuntamiento informaron que el cambio de día se produce por la coincidencia con el calendario electoral. El domingo 28 de mayo se celebran las elecciones municipales y el consistorio ha decidido modificar la fecha de la Segunda Pascua y pasarla al 5 de junio para evitar que los barceloneses estén fuera de la ciudad con motivo del puente de tres días.
ORIGEN FESTIVIDAD
La fiesta tiene un trasfondo claramente religioso y conmemora el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles. Según explican las sagradas escrituras, 50 días después de la resurrección de Cristo, el Espíritu Santo se apareció ante sus discípulos más fieles y les encomendó el inicio de la tarea evangelizadora. A partir de ese momento, los apóstoles empezaron a recorrer el mundo para hacer difusión de la fe cristiana y, por eso, el Espíritu Santo los dotó de la xenoglosia, que es la comprensión de diversas lenguas.
En el calendario festivo del país, la Segunda Pascua es una fiesta bastante arraigada en que proliferan las romerías. Seguramente porque el buen tiempo se acerca, se hace la romería de los franceses en Sant Aniol d’Aguja, la del coral en Prats de Molló y la fiesta de los chatos en Rubí. Por estas fechas también se celebra la fiesta mayor en Sant Feliu de Pallerols, muy famosa por la riqueza de la imaginería festiva que participa y conocida popularmente como mata-degolla, por su baile de Turcs y Cavallets, según explican desde el Ayuntamiento.
En el caso de Barcelona pervive la fiesta de los Cors Muts, una tradición muy curiosa en que diversas agrupaciones corales que ya no se dedican al canto salen en pasacalle. Sobre todo se hace en el barrio de la Barceloneta, donde los participantes salen de juerga en grupos vestidos con ropa llamativa, collares y sombreros y llevan instrumentos como remos, hachas y tenedores de un tamaño exagerado.