Después de más de 100 años, la tragedia del Titanic sigue atrayendo a la gente. Un siglo después de terminar en el fondo del mar, cinco personas a bordo de un submarino de la empresa OceanGate Expeditions que iban a visitar el buque hundido, están desaparecidas. En estos momentos, las autoridades estadounidenses tratan de encontrar a contra reloj a los tripulantes, ya que queda poco tiempo para que se acabe el oxígeno. 

La historia del Titanic dio la vuelta al mundo e incluso se grabó una película. Pero poca gente conoce la historia del 'Titanic español', otro transatlántico que se fue al fondo del mar solo cuatro años después. Se trataba del barco Príncipie de Asturias y es una de las peores catástrofes marítimas que han sucedido en España. El barco de la naviera Pinillos, Izquierdo y Cía., se hundió en la madrugada del 5 de marzo de 1916. Había zarpado de Barcelona el 17 de febrero del mismo año y su destino final era Buenos Aires, pero nunca llegó. A día de hoy, no se conocen las causas reales del hundimiento y tampoco se sabe el número exacto de personas que murieron a bordo (se estiman más de 400).

NAUFRAGIO

El paso del tiempo ha hecho que se construya una versión consensuada y verosímil de lo que ocurrió aquella madrugada. El 4 de marzo de 1916, el Príncipe de Asturias se aproximaba a Santos (Brasil), pero la tempestad no dejaba ver el horizonte y los oficiales no atisbaban a ver la luz del Faro do Boi para entrar al puerto. Ante la incapacidad de llegar a tierra, el capitán ordenó moderar la marcha y cambiar el rumbo, con la esperanza de conseguir un ángulo con el que ver la luz del faro, pero las condiciones seguían siendo adversas y no se podía distinguir nada.

Horas después, la niebla empezó a dispersarse y los rayos de luz del faro ya pudieron verse, pero no fue una buena noticia. La proa del buque estaba muy cerca y, si seguían aproximándose, iban a chocar contra los acantilados. Los tripulantes del barco eran conscientes de que su destino estaba sellado, y aunque hicieron todo lo posible para no chocar, no pudieron evitar su muerte. El barco chocó contra unos arrecifes, que abrieron el casco a la altura de la sala de máquinas. La sala de calderas se inundó y el Príncipe de Asturias comenzó a hundirse llevándose cientos de vidas con él.