En Barcelona viven aproximadamente 1,6 millones de personas. La capital catalana es un crisol de nacionalidades y culturas que conviven entre sus calles, enriqueciendo el patrimonio humano de la ciudad. Sin embargo, el cambio de los tiempos, la llegada de oleadas de personas migrantes que vienen desde cualquier lugar del mundo, las modas y otros factores han influido en algunos de los elementos característicos de la urbe. O quizá no tanto.
Y es que la cultura catalana sigue viva a través de los nombres de los niños. Los más puestos durante los últimos años, de hecho, son todos catalanes tanto en niños como en niñas. El pasar del tiempo ha hecho más común encontrarse con nombres extranjeros, sobre todo de origen inglés pero, de entre todos los nombres, sean locales o vengan del país que vengan, hay uno que destaca.
EL NOMBRE (TODAVÍA) MÁS COMÚN
Antonio continúa siendo, en la capital catalana, el nombre más compartido por la población. Actualmente está en desuso o, mejor dicho, es un nombre que ya no se pone tanto a los recién nacidos. La tendencia es que, con el pasar del tiempo, termine quedando relegado por otros que sí han subido en las últimas décadas, como Pol, Marc o Nil.
Según los datos del INE, en total, hay 70.737 personas que se llaman así solo en la Ciudad Condal, unas 6.000 más que el segundo nombre más común: José (64.939). Ya en posiciones inferiores se encuentran muy igualados los nombres de David, Francisco y Manuel, todos ellos entre los 51.000 y 52.000.