Las Perseidas, comúnmente conocidas como las Lágrimas de San Lorenzo, están a la vuelta de la esquina. Cada verano, esta más que popular lluvia de meteoritos puede verse desde en el cielo, dejando una estampa que a muchos atraen por su romanticismo y, a otros, por su explicación científica.
Y es que más allá de lo bello del cielo repleto de estrellas fugaces o de la costumbre de pedir un deseo cuando se ve alguna, lo cierto es que la explicación no es menos interesante: lo que conocemos como Las Lágrimas de San Lorenzo no es más que los pequeños residuos que deja atrás el cometa 109P/Swift-Tuttle, el objeto "el objeto más peligroso conocido por la humanidad". El cuerpo celeste mide unos 26 kilómetros.
Este cometa, que hace una rotación solar cada 135 años, va dejando poco a poco restos, pequeños fragmentos que terminan siendo lo que percibimos como estrellas fugaces. De hecho, los meteoros que se iluminan miden lo que un grano de arena, aproximadamente, y se pulverizan al contactar con la atmósfera.
Cuándo ver las Perseidas
Se puede observar este fenómeno entre el 17 de julio hasta el 24 de agosto. La noche clave, sin embargo, es la noche del 12 al 13 de agosto, el momento en el que la órbita de la Tierra la lleva a una posición más cercana al cometa.
Cómo ver las Perseidas
Para disfrutar de este fenómeno natural, deberás encararte, por la noche, hacia la constelación de Perseo -de ahí el nombre-, hacia el noreste desde Barcelona. Cabe destacar que la contaminación lumínica te va a poner las cosas difíciles a la hora de ver estrellas fugaces, por lo que lo más adecuado es que te desplaces a zonas menos pobladas y alumbradas que la capital catalana.
Si eso no es posible, deberás escoger el sitio más alto y alejado de iluminación posible. Una azotea alta y a oscuras debería ser una buena opción.
¿Por qué se las llama Lágrimas de San Lorenzo?
En el imaginario católico, el 10 de agosto es San Lorenzo, fiesta que conmemora la muerte del santo que murió quemado en una parrilla. Por la cercanía de las fechas, se dice que son las lágrimas que cada año vierte el santo.