En la geografía española conviven grandes ciudades con pequeños pueblos. En las grandes urbes, el ritmo es frenético; mientras que en los pueblos, el tiempo está detenido y todo avanza más despacio.
En Catalunya, el pueblo más pequeño está a solo una hora de Barcelona. Este es Puigdàlber, una diminuta localidad de apenas 0,4 kilómetros cuadrados, pero rodeada de belleza y rincones encantadores.
PATRIMONIO HISTÓRICO
La principal atracción turística del lugar es la casa Josep Parellada, inspirada en la corriente modernista de comienzos del Siglo XX. Otro de los elementos imprescindibles es la Iglesia Parroquial de Sant Andreu, un templo con siglos de historia.
El edificio más antiguo del pueblo es Can Ferran, cuyo origen data del siglo XV y cuenta con grandes ventanales de arco de medio punto e impresionantes columnas.
A todo este patrimonio hay que sumarle la presencia de numerosos comercios y centros de ocio. De hecho, la localidad cuenta con un auditorio en el Ayuntamiento, un bibliobus, campo de fútbol, pistas de pádel, sala polivalente con gimnasio, un espacio sociocultural y un centro de yoga.