Llega el otoño a Barcelona. Los colores cálidos propios de esta época del año empiezan a teñir los árboles de la ciudad; el olor a castañas se hace ya más evidente, y los resfriados cada vez son más frecuentes. Meteorológicamente, el cielo se vuelve variable, las temperaturas empiezan a bajar y, las lluvias, hacen acto de presencia más persistentemente. Y, dentro de esta inestabilidad, encontramos fenómenos meteorológicos más o menos extraordinarios que se dan en la ciudad.

TORNADOS Y OTROS REMOLINOS

A menudo, conceptos como tornado, remolino, torbellino, manga o tuba se utilizan indistintamente, y no siempre de forma correcta. Cuando hablamos de tornado nos referimos a un vórtice de aire violento que se extiende desde una nube de tormenta hasta la tierra. Características como su diámetro, la velocidad que alcanzan sus vientos o la altura que puede llegar a tener un tornado, superan con creces al concepto de remolino, remolino de polvo, torbellino o el también llamado dust devil.

Por otro lado, una manga marina tiene la peculiaridad de formarse sobre el agua y puede, o no, tocar superficie terrestre. En el momento en el que una manga marina entra tierra adentro, pasa a denominarse formalmente tornado. La tuba, en cambio, es un embrión de tornado que no ha llegado a extenderse hasta un nivel de superficie. Todos ellos comparten una estructura en espiral, pero difieren en su ubicación y desarrollo.

Pequeño tornadon en el Parc Güell METRÓPOLI

TORNADOS FRENTE A LA COSTA MEDITERRÁNEA

Si nos comparamos con el interior de Estados Unidos, está claro que Barcelona registra fenómenos de este tipo de forma muy poco frecuente. Sin embargo, esto no significa que estemos exentos de experimentar tornados o mangas marinas.

En el caso del litoral Mediterráneo, los tornados son más propensos a formarse en otoño y primavera, cuando los sistemas de bajas presiones (borrascas) y las variaciones de temperatura generan una inestabilidad atmosférica que puede dar lugar a tormentas intensas. En Barcelona, la cercanía con el mar, su peculiar orografía y los distintos fenómenos locales, a veces intensos, que se suelen dar a ámbito mesoescalar, pueden potenciar la convergencia de masas de aire de diferente temperatura y con gradientes de humedad en contraste. Es la mezcla perfecta para la génesis de tornados.

¿CÓMO SE FORMA UN TORNADO?

Los tornados se originan en el interior de las nubes de tormenta que albergan una estructura en rotación dentro de sí mismas. Cuando las condiciones son propicias, esta rotación puede descender hacia la superficie, generando un tornado.

La interacción entre el viento cálido y húmedo del mar, y el viento frío y seco del interior de la península, pueden proporcionar la chispa necesaria para que se formen tornados en la ciudad de Barcelona y cercanías.

Fuertes vientos por la llegada de una borrasca a Barcelona EUROPA PRESS

TORNADOS MESOCICLÓNICOS

En algunos casos, los tornados que se producen en la región mediterránea pueden llegar a ser clasificados como tornados mesociclónicos, de mayor tamaño y duración, y asociados a las llamadas "supercélulas", que son tormentas más organizadas y persistentes.

Aunque menos comunes, los tornados mesociclónicos tienen un potencial destructivo significativo y requieren una atención especial por parte de las autoridades y los servicios meteorológicos.

ZONAS DE RIESGO EN EL MEDITERRÁNEO

El litoral y el prelitoral catalán, así como las Islas Baleares, son áreas donde los fenómenos meteorológicos como tornados y mangas marinas tienen una mayor probabilidad de ocurrir. La proximidad al mar y las variaciones meteorológicas brindan el contexto adecuado para su desarrollo.

La historia avala que Catalunya es zona de tornados terrestres y marinos. Según un estudio de Atmospheric Research llevado a cabo durante las dos primeras décadas de este siglo, en la costa catalana se registran una media de 6 tornados al año y 17 mangas marinas que no llegan a tocar tierra.

Playa de la Mar Bella GALA ESPÍN

Uno de los peores tornados que se recuerdan en el área metropolitana es el de 1892, que afectó especialmente al municipio de Badalona, dejando hasta tres muertos y cerca de una veintena de heridos, 6 de ellos de gravedad. Se pudieron registrar vientos que debieron alcanzar más de 150 km/h, provocando también múltiples pérdidas materiales.