Hablar por teléfono desde la calle es, hoy en día, lo más normal del mundo, pero lo cierto es que, hace 30 años, era una práctica que casi nadie llevaba a cabo. La era de los teléfonos móviles arrancó en 1983, con la creación del primer dispositivo comercial. No obstante, su uso no se popularizó en Barcelona hasta finales de los años 90, por lo que, si se tenía que hacer una llamada a casa o se necesitaba contactar con alguien, se recurría a las cabinas telefónicas.
Desde las míticas cabinas rojas londinenses hasta los cubículos grisáceos patrios, estos dispositivos llenaban las calles de las ciudades. Uno llegaba, depositaba unas monedas, y podía llamar a quien fuera necesario. Con el paso de los años y la popularización de móviles al principio y smartphones después, su uso ha caído en el olvido.
UBICACIÓN
No obstante, en Barcelona todavía queda una última cabina para el recuerdo, un pequeño fragmento de la historia reciente de la ciudad. Se encuentra, según explica la cuenta de Twitter @BCNsingular, en la plaza de Meguidó, uno de los barrios de montaña que pertenece al distrito de Horta - Guinardó.
Por supuesto, la cabina ya no está operativa. De hecho, lo sorprendente es que no se haya retirado, pero puede que sea por el sorprendente uso que los vecinos y la urbe han encontrado para ella.
NUEVOS USOS
Hoy en día, este cubículo es un punto de intercambio de libros. Vecinos del barrio y la ciudad pueden ir a él a dejar sus novelas y llevarse otras de forma gratuita. Además, se ha reconvertido también en un punto de información y una zona de Wi-Fi de acceso libre y gratuito. También permite la recarga de móviles.