¿Quién dijo que el frío era para quedarse en casa? A pesar de la llegada de las bajas temperaturas, todavía existen muchos planes para hacer al aire libre durante estas vacaciones de Navidad a pocos kilómetros de Barcelona.
La capital catalana está rodeada de pueblos, rincones, senderos, bosques y rutas por las que pasear. Se trata de lugares que ofrecen un plan alternativo perfecto para un domingo o para una escapada de fin de semana.
UNA ESCAPADA ESPECIAL
A solo una hora en coche, en la comarca de Osona, se encuentra la localidad de Taradell, un pequeño municipio de algo más de 6.000 habitantes que se erige sobre las faldas del Montseny.
Pero ¿Qué tiene de especial este lugar? Pues fácil, que tiene de todo: desde las ruinas de una antigua fortaleza medieval, una ruta de senderismo fantástica por el interior de Catalunya, con bosques, cuevas, pantanos y una ermita de hace mil años.
CASTILLO MEDIEVAL
A dos kilómetros de la localidad, en lo alto de una colina, se encuentra el Castillo de Taradell, también conocido como Castell d’en Boix, una impresionante construcción cuyos primeros datos se remontan al 893 d.C.
Hoy en día, gran parte de la fortificación está en ruinas, aunque todavía se pueden apreciar los muros exteriores, la estructura interior del castillo e incluso algunas paredes y estancias.
RUTA
Desde la localidad emerge una ruta de hasta 12 km, con un desnivel no muy pronunciado, por lo que no es difícil recorrerla, y que, a lo largo de sus aproximadamente cinco horas de duración, trae consigo distintas sorpresas.
Para empezar, está la capilla de Sant Quirze de Subiranells, una edificación que data del siglo X y que supone el paradigma del románico religioso catalán. Además, destaca su excelente estado de conservación gracias a las restauraciones que se han ido haciendo a lo largo de los años.
CUEVAS, BOSQUE Y PANTANOS
Desde el edificio secular, y paseando por un sendero boscoso, se llega a las cuevas de Rocaguinarda, bautizadas así por Perot Rocaguinarda, un icónico bandadido catalán que se dice que habitó estas grutas junto a sus esbirros allá por los siglos XVI - XVII.
Desde allí, se puede seguir hasta la cima de l'Enclusa, donde se encuentra un precioso mirador natural --y el castillo--.
Finalmente, en el último segmento del tramo, se puede disfrutar del pantano de Taradell, así como de las cascadas que llenan el embalse.