Este lunes, 8 de enero, marcó el inicio de un cambio de tiempo cuyos efectos continuaremos notando durante toda la semana en Barcelona. El aire frío entró con fuerza la madrugada del domingo, 7 de enero, al lunes, 8 de enero, dejándonos una primera remesa de temperaturas gélidas de unos 0 °C en barrios de Collserola y el Besòs, y de unos 5 grados en el centro de la ciudad.

FRÍO POLAR DE ORIGEN CONTINENTAL

Esta entrada de frío polar, producida por el descuelgue de un embolsamiento de aire gélido en altura de -32 grados a 500 hPa, unos 5.500 metros, nos dejará un ambiente puramente invernal hasta el fin de semana, con temperaturas por debajo de lo habitual para esta época del año.

BORRASCA EN EL MEDITERRÁNEO

Sin apartar la vista del gradiente térmico, también debemos poner el foco en la formación de una borrasca en el Mediterráneo, que sería la responsable de aportar lluvias y nieve, con un episodio de precipitaciones que se extendería hasta 48 horas. Una regada que se prevé general para toda Catalunya gracias a vientos de levante, favorables para la generación de lluvias algo más intensas en la costa barcelonesa.

Mapa isobárico con previsión de nubes y precipitaciones METEORED

A pesar de la generosidad de las primeras previsiones con hasta 100 l/m² en la capital catalana, las últimas actualizaciones de los modelos meteorológicos definen un episodio de lluvia algo escasa y sitúan un acumulado medio en torno a los 20 litros, una quinta parte de lo inicialmente previsto.

EQUILIBRIO ENTRE FRÍO Y HUMEDAD

La posibilidad de ver nieve en Barcelona, un hecho históricamente aislado en nuestra ciudad, depende de múltiples variables: causalidades atmosféricas, geográficas, orográficas, e incluso, antropogénicas. Sin embargo, el factor clave, y que se aleja de la inmutabilidad del resto de causas, es el que tiene que ver con la inestabilidad en capas altas de la atmósfera. 

Y es que el choque de grandes masas de aire a unos pocos kilómetros por encima de nosotros juegan un papel fundamental en la composición de un equilibrio ideal. Con este panorama el aire frío, pero seco, no debe abrazar en exceso predominando el ambiente poco húmedo y sin precipitaciones. La borrasca, procedente del sur y cargada de humedad, permite precipitar, aunque con una cota de nieve ya alta, debido a la imposición de la masa más cálida por encima de la fría.

El perfecto equilibrio entre una masa de aire y la otra es lo que permitiría una situación favorable para ver nevar en Barcelona.

Nieve en el Tibidabo en 2023 Luis Miguel Añón

¿EN QUÉ PUNTO NOS ENCONTRAMOS? 

En el mundo de la meteorología hay numerosas formas de calcular una cota de nieve teórica. Sin embargo, para hacerlo de forma sencilla, nosotros nos vamos a fijar en dos puntos concretos de la atmósfera.

Si trazáramos una línea vertical desde la superficie de la ciudad y fuéramos subiendo hacia capas altas, pararíamos en un primer piso: 850 hPa (o lo que es lo mismo, entre 1.400 y 1.500 metros de altitud). Aquí, nuestro termómetro debería marcar, al menos, unos -4 °C (mientras que para estos días tan solo se ha previsto -1 °C). Sin perder la esperanza, subiríamos hasta el segundo piso: 500 hPa, unos 5.500 metros, donde deberíamos tener unos -34 °C (pero se ha previsto tan solo entre -25 y -29 °C).

Si bien es cierto que otros aspectos, como la temperatura superficial, el geopotencial, la humedad o la intensidad de la precipitación, entre otros, también son importantes, si no hay un gradiente térmico de base, es prácticamente imposible ver nevar en Barcelona. Ni siquiera será posible en el Tibidabo, ya que la cota teórica, en este caso, se situará por encima de los 500 metros.

NIEVE EN EL ÁREA METROPOLITANA DE BARCELONA 

Donde sí que se podría ver nevar sin salir del Área Metropolitana es en las cotas más elevadas del Garraf (siendo el pico del Montau el punto más alto de la AMB con 658 metros de altitud), así como en zonas colindantes a los municipios de Corbera de Llobregat y Begues.