En las inmediaciones del mercado de Sant Antoni se aglutinan varias librerías independientes que generan un recorrido unificado en el barrio. Algunas como la Torrades --ubicada enfrente del mercado-- están al pie del cañón desde que existían las paradas dels Encants en los años 20, ahora integradas dentro del mercado con la nueva modernización de la instalación. Otras, en cambio, han aparecido recientemente y se han sumando a las ya existentes. La zona ya supera los 10 establecimientos de este tipo.

Una de las tiendas literarias que abrió recientemente es Byron. La propietaria del negocio, Mariana Sarriàs, se aventuró a inaugurar la librería en plena pandemia --2020--. "Nos pilló por sorpresa", dice con asombro, al recordar el cierre del local dos meses después de su puesta en marcha.

CONFINAMIENTO

El proyecto comenzó cuatro años antes de que estallara el confinamiento. "Teníamos una editorial y queríamos pasar al sector de la distribución", explica Sarriàs a Metrópoli. La iniciativa siguió todos los pasos del proceso hasta su apertura, sin saber el retraso que enfrentaría. Pese al bache, consiguieron remontar hasta convertirse en un espacio cultural referente en Barcelona con cuatro patas: la editorial, la librería, la cafetería y sala de eventos.

La cafetería y la sala de eventos no se podían utilizar al principio por las restricciones de la pandemia, por lo que en sus inicios se quedaron con la etiqueta de librería. Ahora el local ofrece más de 50 conciertos musicalesademás de albergar dos espacios dentro de la librería en los que combinan libros nuevos con los de segunda mano.

Librería Byron de Sant Antoni Carlotta Zamoro

UNA LLEGADA QUE ASUSTA

La grandeza y el formato innovador de Byron asustó en un primer momento a la Llama. La librería, especializada en humor y comedia desde 2017percibió una amenaza para su visibilidad en Sant Antoni. "Pensamos que tal vez nos haría competencia porque es tan grande que podría no especializarse", confiesa la directora de la tienda, Abigail López Enrech. Con el tiempo, la librera pudo ver que la única competencia que tenía era "con el trato a sus clientes" y que los precios de los libros "son iguales en todas partes". 

Sin embargo, a pesar de que no afectara a la tienda de libros, Abigail sostiene que quizá "la llegada de Byron compitió en algún momento con Calders --abierta desde 2014-- al ser ambas generalistas', subraya Abigail.

Por su parte, la propietaria de Calders, Isabel Sucunza, no considera que ninguna librería eclipse ni moleste a otra, sino que se complementan. "Conforme han ido abriendo librerías nuevas, explotamos mucho el recurso de enviar a clientes que vienen con prisas buscando un libro que no tenemos, a buscarlo en alguna de las librerías vecinas", explica a este digital. 

Librería La Crisi de Sant Antoni Carlotta Zamoro

DIVERSIDAD DE ESPECIALIZACIÓN

Una afirmación que también comparten otras librerías de la zona. "Cada una tiene su especialización", aseguran tanto Abigail --de la Llama-- como una de las trabajadoras de la Prole --librería especializada en feminismo lgtb antiracismo--. Esta variedad de temáticas en la oferta literaria hace que "estemos juntas pero no revueltas", añade Abigail. 

Siguiendo la misma perspectiva, se encuentran las librerías Re-Read y la de la Imatge, esta última centrada en la venta de libros infantiles y de cine. Ambas coinciden en no tener "ningún inconveniente por su cercanía con otras tiendas de libros". Además, descartan la noción de "representar competencia o generar dispersión entre los clientes". 

Para Torrades el verdadero competidor es la venta online y el proveedor que le vende los libros mientras que para Crisi --librería especializada en filosofía pensamiento crítico, feminismo y poesía desde 2019-- "no hay grandes librerías que se coman a las pequeñas, sino que es la esencia de librería de barrio". 

Librería Torrades de Sant Antoni Carlotta Zamoro

CULTURA Y EFECTO LLAMADA

La proliferación de estos espacios culturales, según Crisi, está directamente ligada a los movimientos culturales arraigados en el barrio. La librería explica a Metrópoli que este fenómeno se asemeja a un "efecto llamada". Este proceso va más allá de simples aperturas de tiendas, construyendo "una red e infraestructura de establecimientos que generan una comunidad de individuos interesados en este ámbito cultural".

Este fenómeno que plantea Crisi no resuena con la historia de Llama, que inició de manera fortuita en el barrio, sin una búsqueda específica por establecerse allí. "Vivía en el barrio y el local me pareció una buena opción", señala su propietaria, Abigail.

Por otro lado, Torrades atribuye la concentración de librerías del barrio con la cultura del libro, especialmente gracias al mercado dominical del libro que se celebra desde hace un siglo. A diferencia de esta librería, Byron, Prole y la Librería la Imatge destacan la "ubicación turística y el constante flujo de personas como factores fundamentales", mientras que Re-Read plantea que la existencia "de una universidad de filología puede influir en la demanda y su presencia en la zona".

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