Barrio de Numeno de Mozambique, 2001: el 65% de la población es analfabeta según los datos de Manos Unidas. En respuesta a esta problemática, se erige el primer colegio que acoge a 1.000 alumnos. Durante una típica mañana escolar, los estudiantes sacan las libretas y miran al frente con la intención de leer las frases dibujadas con tiza en la pizarra.

No obstante, la desconcentración para algunos no tarda en aparecer: lo único en lo que pueden pensar es en las letras difuminadas y el mareo. Las dioptrías de la miopía se convierten en un obstáculo que les impide "avanzar en su progreso académico y permanecer en la escuela".

"RENUNCIAR AL TRABAJO"

Esta misma maldición se extiende en el ámbito laboral: algunas familias se ven forzadas a "renunciar a su trabajo" en la agricultura. La ceguera les impide seguir con la siembra de mijo y mandioca en pequeños terrenos, del mismo modo que con la comercialización de alimentos.

Así lo detalla la directora de la fundación Ojos del Mundo, Anna Barba, en conversación con Metrópoli, quien asegura que la mayoría de personas con dispacidad visual lo son debido a la falta de acceso a servicios de salud pública. Una cifra que asciende a 1.100 millones de casos, según la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera.

OJOS DEL MUNDO

La situación que vivía el barrio de Numeno es solo un minúsculo reflejo de la realidad que azotaba en ese entonces al resto de países africanos. Una problemática a la que pusieron fin el ahora presidente de la entidad y exsíndic de Greuges, Rafael Rigó y el prestigioso doctor Borja Corcóstegui, oftalmólogo

La solución se concretó mediante la creación de la fundación Ojos del Mundo, establecida en Barcelona en el año 2001. Este proyecto ha abordado la ceguera prevenible o evitable, ya sea con unas gafas o mediante una sencilla y económica operación, como ocurre con las cataratas, en países como Mozambique, Malí y en campamentos saharauis ubicados en Argelia

Alumnos de una escuela de Mozambique Ojos del Mundo

FORMACIÓN LOCAL

"Tenemos equipos locales que trabajan y viven allí los 365 días del año", explica la directora de la fundación, Anna Barba. La filosofía del proyecto no consiste en realizar operaciones en los países y regresar, sino que implica permanecer en el terreno para formar a los actores locales y abordar integralmente la salud ocular. "Hemos formado a más de 14.800 profesionales y atendido a más de un millón de personas", asegura Barba.

Otro de los ámbitos en los que hacen hincapié es la prevención y la detección precoz. "Muchas personas no tenían conocimiento de que padecían cataratas ni eran conscientes de que esta enfermedad es susceptible de ser tratada mediante cirugía", esclarece.

ÓPTICA MÓVIL

En 2022, con el objetivo de ampliar su alcance, la fundación implementó la óptica móvil, una furgoneta equipada que viaja por las carreteras de la provincia de Inhambane en Mozambique. Desde entonces, ha ofrecido atención oftalmológica a más de 3.500 personas y distribuido más de 180 gafas directamente desde el vehículo.

Las gafas tienen un precio asequible: cuestan 22 euros y 12 euros para las de presbicia premontadas. Sin embargo, no deja de ser elevado para este país donde el salario mínimo es inferior a 100 euros

Un paciente de la fundación Ojos del Mundo Ojos del Mundo

DOS DESAFÍOS

Aunque este proyecto ha ampliado su alcance, se enfrenta a dos desafíos importantes. El primero consiste en hallar una solución para aquellas personas que necesitan gafas pero no pueden permitírselas.

El segundo desafío surge con los casos de cataratas: se identifican personas que requieren cirugía, pero no es posible realizarla en la furgoneta, y las personas afectadas a menudo no pueden desplazarse a un centro para recibir tratamiento debido a largas distancias y malas condiciones de las carreteras.

Tres personas en Mozambique sufren de ceguera Ojos del Mundo

EMPODERAMIENTO DE MUJERES

En la actualidad, el Ayuntamiento de Barcelona financia la óptica móvil, pero la meta es que "sea autosuficiente y gestionada por un equipo de mujeres de una asociación local", explica la directora de la fundación. 

Para alcanzar este objetivo, se ha capacitado a estas mujeres en el montaje de gafas y en la gestión integral de la óptica móvil, permitiéndoles operar de manera independiente, sin depender de financiamiento externo.

Anna destaca que de esta manera, estas mujeres no solo contribuyen a mejorar la salud ocular, sino que también desempeñan un papel crucial en el empoderamiento de las mujeres, especialmente en un entorno donde prevalece la discriminación de género.

AGUA Y SANEAMIENTO

Además de la búsqueda de la igualdad de género, la entidad aborda varias patologías oculares vinculadas a la contaminación del agua, como el tracoma. "Especialmente en Malí apoyamos a las comunidades para construir o rehabilitar retrinas y pozos públicos", detalla la directora. 

Esta mirada completa a la salud ocular y el empoderamiento de la mujer pretende impulsar a la fundación hacia el futuro con una perspectiva ambiciosa. Su plan incluye dejar una huella en otras zonas donde necesiten estos recursos. "Queremos explorar la provincia de Gaza en Mozambique y otras zonas de Malí como Sikasso" afirma Anna. 

A pesar de los más de 20 años de dedicación en estos países, todavía hay millones de personas que desconocen la utilidad de unas simples gafas e ignoran los conceptos de cataratas y miopía. Sin embargo, lo más preocupante es que ninguno de ellos podría concebir que una sencilla operación podría devolverles sus habilidades para trabajar, estudiar y participar de lleno en la comunidad a la que pertenecen: aquellos aspectos que la ceguera les arrebató un día.