España es uno de los países con más chefs estrellas Michelin. Los más gourmets tienen la oportunidad de probar infinidad de menús degustación en los restaurantes. No obstante, algunos chefs prefieren "salirse de la norma" y ofrecer platos más sencillos, como las tapas. Es el caso de un chef estrella Michelin que reabre un bar de tapeo en Terrassa. Y no. No será necesario dejarte un riñón para pagar un platillo.
Se trata del cocinero Artur Martínez, que ha decidido volver a los fogones del restaurante El Buen Gusto, ubicado en el Pla de Can Roca, después de dos años cerrado. Desde 2018, Martínez forma parte del Aürt en el Hotel Hilton. El chef explica que la reobertura ha posibilitado "una actualización estética, con una vitrina nueva en la barra y mesas altas".
TAPAS
Las tapas que ofrecerá en El Buen Gusto son dignas de una estrella Michelin sin olvidar la cultura tradicional. Como no puede ser de otra forma, no faltarán las bravas y las croquetas, pulpo, pinchos morunos, huevos rellenos (de gambas), brazo de gitano...¡Y todo esto sin gastarse un dineral! La mayoría de los precios no sobrepasan los nueve euros la ración. Según Martínez, "son todo tapas y raciones que forman parte de mi genética de cocinero, y que quiero recuperar para el disfrute de la gente más joven".
Las croquetas de El Buen Gusto
HISTORIA
En 1952, en un descampado y a pico y pala, Juan e Isabel fundaron El Buen Gusto, un sencillo bar en el que servían vinos, cerveza y platillos tradicionales. Allá por los años 70, su hijo Artur y su nuera Maite complementaron el negocio con comidas para llevar en el local anexo.
En 2002 transformaron el sencillo bar en un pequeño restaurante al que llamaron Capritx. Durante 15 años, la particular gastronomía de Artur (3ª generación) adquiere gran notoriedad, siendo recompensada entre otros con una estrelle Michelin en 2010.
Un platillo de bravas de El Buen Gusto
La convivencia entre restaurante y tienda de barrio se mantiene hasta 2017, año en que el chef traslada el concepto a Barcelona y lo rebautiza como AÜRT. El espacio del bar queda inactivo durante años, hasta que Artur decide recuperarlo como tasca para homenajear a sus orígenes.