Todas las calles de Barcelona esconden una historia y algunas de ellas han resistido al plan Cerdà. Es el caso de la calle de la Anisadeta, que solo tiene un número y que se erige como la más pequeña de toda la ciudad.
Este pequeño rincón de no mucho más de 5 metros de longitud solo tiene un número, el 5, aunque no tiene ningún portal. Se encuentra al lado de la plaza de Santa Maria del Mar.
El origen de la calle de la Anisadeta
Lo que se sabe es que, cuando el barrio era una pequeña zona de pescadores, allí se levantaba una taberna llamada la Nisadeta allá por el siglo X en la que se vendía anís. Por otro lado, la leyenda que pesa sobre la calle narra que allí tenía su paradita una joven muy bella en la que vendía productos elaborados con esta planta a los pescadores del barrio. De tan bonita que era, todos estaban enamorados de ella y le proponían matrimonio hasta que un día desapareció.
Aquí la historia se diversifica. Unos dicen que la joven desapareció, harta de rechazar a los pescadores. Otros, por otro lado, creen que algún pescador la secuestró y desapareció con ella. La leyenda cuenta que esta mujer dejó huella en el barrio y le pusieron este nombre para recordarla para siempre.
Actualmente, la calle de la Anisadeta es uno de los puntos de atracción turística más curiosos de Sant Pere, Santa Caterina y Ribera. Solo tiene un edificio, un bar y un número.